Aeneas descifró un mensaje que los historiadores temían leer.
Investigadores de DeepMind, la Universidad de Nottingham y otros centros científicos han desarrollado una inteligencia artificial capaz de reconstruir inscripciones fragmentadas en latín de la época del Imperio romano. El nuevo sistema, llamado Aeneas en honor al héroe épico romano, representa un hito en la epigrafía digital.
Cada año, los arqueólogos descubren unas 1500 inscripciones latinas esculpidas en piedra, metal o cerámica. Estas inscripciones son una de las pocas fuentes directas sobre el lenguaje, la religión, la vida cotidiana y la estructura social de la antigua Roma. Sin embargo, la mayoría están muy dañadas: los textos aparecen incompletos, erosionados o fracturados. Su descifrado requiere paciencia, contexto histórico y gran experiencia.
La red neuronal Aeneas ha sido entrenada para reconstruir fragmentos perdidos detectando relaciones entre palabras, estructuras gramaticales, contexto y peculiaridades históricas del latín. El modelo se entrenó con 176.861 inscripciones —unas 16 millones de caracteres—, un 5% de las cuales incluían imágenes. Los datos de entrenamiento contenían información sobre la cronología, procedencia y contenido de inscripciones halladas en 62 provincias romanas.
Thea Sommerschield, epigrafista de la Universidad de Nottingham y coautora del proyecto, compara el trabajo de la IA con resolver un enorme rompecabezas: un fragmento aislado dice poco, pero cuando se analiza junto a la forma, el color y otras piezas, revela un panorama completo, como en un mosaico.
Los investigadores probaron Aeneas con el célebre texto de las Res Gestae Divi Augusti, donde el emperador Augusto enumera sus logros. A pesar de su estilo florido, cronología confusa y errores geográficos, la IA logró identificar formas lingüísticas raras y grafías arcaicas, lo que le permitió acotar el periodo probable de redacción. Según el artículo publicado en Nature, sus resultados coinciden con dos intervalos históricos que aún generan debate entre expertos.
Yannis Assael, de DeepMind y coautor del estudio, destaca que las inscripciones latinas son vestigios únicos del pensamiento romano. A diferencia de los textos literarios, no fueron copiados, editados ni censurados, lo que permite ver cómo hablaban y pensaban las personas reales de la época.
La IA no solo predice fragmentos perdidos, sino también el posible origen de una inscripción —por provincia e incluso por década. Más de 20 historiadores probaron el modelo, y el 90% consideró que aportaba valor. Aun así, los autores del proyecto insisten en que los mejores resultados se logran con colaboración: la IA sugiere, el historiador interpreta.
El estudio demuestra cómo la inteligencia artificial puede ayudar a recuperar voces del pasado y convertirse en una herramienta clave para historiadores, lingüistas y arqueólogos. Aeneas une el saber humanista con el aprendizaje automático —y devuelve a la vida lo que parecía perdido para siempre.