Investigación antimonopolio concluye con una sesión de terapia de grupo.
El tribunal federal de EE. UU. dio un paso importante en el caso antimonopolio contra Google. El juez del Tribunal de Distrito para el Distrito de Columbia, Amit P. Mehta, declaró que la compañía no tendrá que dividir su negocio de búsquedas, pero sí estará obligada a cambiar una serie de prácticas consideradas restrictivas para la competencia. Se trata de prohibir la firma o el mantenimiento de acuerdos exclusivos que vinculen la distribución de los servicios Búsqueda, Chrome, Google Assistant y Gemini con otras aplicaciones o esquemas financieros. Por ejemplo, Google ya no podrá condicionar la licencia de la Play Store a la instalación obligatoria de determinadas aplicaciones, ni atar los pagos por participación en los ingresos a la conservación de servicios concretos.
El tribunal también obligó a la empresa a compartir parte del índice de búsquedas y los datos de interacción de los usuarios con los llamados competidores calificados, para evitar que los rivales sean expulsados del mercado. Además, Google deberá ofrecer servicios de búsqueda y colocación de anuncios en búsquedas a terceros a tarifas estándar, de modo que puedan desarrollar sus propias tecnologías y ofrecer resultados de calidad a los usuarios. La decisión definitiva aún no se ha dictado: antes del 10 de septiembre Google y el Departamento de Justicia deben presentar una versión final del documento acordada entre ambas partes y conforme a la posición del tribunal. Se prevé que las medidas duren seis años y entren en vigor 60 días después de su aprobación. Para supervisar el cumplimiento se creará un comité técnico.
Estas medidas son consecuencia de la decisión de hace un año, cuando Mehta declaró a Google culpable de mantener ilegalmente una posición de monopolio en el mercado de las búsquedas. El Departamento de Justicia, que inició el proceso en 2020, pedía sanciones mucho más duras, incluyendo la separación del navegador Chrome y, posiblemente, de Android, así como la terminación de contratos multimillonarios con Apple, Samsung y otros socios que garantizaban la instalación por defecto de Google Search. Solo Apple recibió en 2021 alrededor de 18.000 millones de dólares por ese estatus, y el volumen total de pagos superó los 26.000 millones. En 2022 la cifra para Apple aumentó a más de 20.000 millones, y la compañía recibe el 36% de los ingresos publicitarios de las búsquedas en Safari. Tras la noticia de que se mantiene el acuerdo, las acciones de Apple subieron en la negociación posterior al cierre.
Durante el juicio, el juez subrayó que la gran mayoría de los usuarios no cambia las configuraciones predeterminadas, por lo que esas posiciones por defecto constituyen una «propiedad inmobiliaria extremadamente valiosa» que cierra el acceso a los competidores y les impide consolidarse en el mercado. El Departamento de Justicia también propuso obligar a Google a compartir no solo el índice y los datos de los usuarios, sino consultas sintéticas, estadísticas publicitarias y, en algunas versiones, incluso el código fuente y los algoritmos de posicionamiento, lo que de facto implicaría la cesión de toda la propiedad intelectual de la empresa. Google se opuso, alegando que tales medidas dañarían la innovación, pondrían en riesgo la privacidad de los usuarios y reducirían las posibilidades de inversión en desarrollo. El director ejecutivo, Sundar Pichai, calificó en la audiencia de abril el intercambio obligatorio de datos como «una separación de facto del negocio de búsqueda».
Mehta dejó entrever que tomó como referencia el Reglamento de Mercados Digitales europeo, que obliga a Google a compartir parte de los datos de clics y búsquedas con terceros. Sin embargo, la decisión estadounidense es más estrecha y limitada en el tiempo, a diferencia de las obligaciones permanentes en Europa. También resulta considerablemente más suave que las propuestas del Departamento de Justicia. Según William Kovacic, profesor de derecho de la competencia en la Universidad George Washington y exmiembro de la Comisión Federal de Comercio, la controversia gira en torno a qué reglas son más eficaces: si normas claramente definidas o enfoques flexibles basados en casos concretos. Subrayó que el enfrentamiento judicial con Google está lejos de terminar: quedan apelaciones y, posiblemente, una revisión en el Tribunal Supremo, que podría prolongarse hasta 2027–2028.
Paralelamente, Google afronta otro gran proceso en el ámbito de las tecnologías publicitarias. En abril de 2025 la jueza Leonie Brinkema declaró a la compañía culpable de monopolizar de forma ilegal los mercados de AdTech. Una nueva vista sobre las medidas punitivas está fijada para finales de septiembre y abordará otras reclamaciones del Departamento de Justicia, incluida la posible separación de negocios y condiciones restrictivas para los servicios publicitarios.