Un hueco en las gafas que permite grabar sin que nadie lo note

Las gafas Meta Ray-Ban, diseñadas para grabación segura y realidad aumentada, se han convertido en el centro de un nuevo escándalo. Un aficionado en Estados Unidos gana dinero cobrando $60 por desactivar por completo el LED integrado que indica la grabación de vídeo o fotos. Su trabajo hace que la grabación con las gafas sea totalmente inadvertida —privando así a las personas a su alrededor del único signo de que están siendo grabadas.
Meta diseñó sus Ray-Ban pensando precisamente en la privacidad. Estas gafas permiten tomar fotos, grabar vídeo y transmitir imagen, y un indicador blanco en la montura se enciende cada vez que se graba. La compañía incluso previó protecciones contra la evasión: si se tapa el LED, las gafas deberían dejar de funcionar. Sin embargo, el técnico llamado Bong Kim encontró una forma de sortear esta limitación. En sus vídeos muestra el proceso —en su taller desmonta las gafas, perfora la carcasa y «básicamente simplemente apaga el LED con un taladro», como él mismo afirma. Tras ello las gafas siguen funcionando por completo, pero la señal luminosa ya no se enciende.
En los vídeos grabados durante la modificación se aprecia que, tras la intervención, el dispositivo luce externamente como nuevo. La única huella de la modificación es la anulación del sello de fábrica en la caja. La comprobación de 404 Media lo confirmó: al grabar vídeo el indicador deja de encenderse, aunque una pequeña luz en el interior de la patilla permanece activa, pero solo es visible para el propietario en la oscuridad. Desde el exterior no queda rastro alguno de la grabación.
Diodo LED en el interior de la patilla (@bkim813)
Meta señaló que cualquier intento de ocultar o desactivar la señal luminosa viola los términos de uso del dispositivo. Un portavoz de la compañía subrayó que el indicador es parte del sistema de protección de la privacidad: es lo que permite a quienes están alrededor saber que el usuario está grabando. Según la compañía, en los últimos modelos el indicador se agrandó —dos milímetros en lugar de uno— y el parpadeo se sustituyó por una iluminación constante. También se añadió un sistema de «detección de manipulación» que debería bloquear la grabación si el LED está cubierto. Pero, al parecer, la modificación de Kim también sortea esas medidas.
El propio técnico afirma que los clientes piden quitar la luz para que «las personas en el encuadre actúen con más naturalidad». Cobra $60 por la modificación o el precio completo de las gafas con su intervención, si el cliente no tiene un par propio. Promueve sus servicios a través de YouTube y eBay, donde publicaba vídeos mostrando el indicador desconectado y leía los nombres de los compradores directamente ante la cámara. Según 404 Media, sus clientes están en California, Texas, Carolina del Norte e incluso fuera de Estados Unidos. Tras la publicación de la investigación, eBay ya eliminó algunos anuncios, pero los pedidos siguen entrando directamente a través de Venmo.
La modificación parece insignificante, pero las consecuencias son serias. Ahora no es posible estar seguro de que la persona con gafas inteligentes no esté grabando en secreto. Esto genera preocupación en el contexto de incidentes que ya han ocurrido: por ejemplo, recientemente en la Universidad de San Francisco se documentaron casos en los que un hombre grababa a mujeres con las Meta Ray-Ban y publicaba los vídeos en redes sociales vinculadas a comunidades de pick-up. Ahora algo así se puede hacer sin señales identificativas.
En Reddit y YouTube lleva tiempo discutiéndose cómo ocultar el indicador —desde pegarle cinta o perforarlo hasta trucos de software. Algunos usuarios se justifican diciendo que «todo el mundo graba con el teléfono sin permiso», otros admiten directamente la intención de usar las gafas para espiar. En el pasado, dos estudiantes de Harvard conectaron las Meta Ray-Ban a un sistema de reconocimiento facial y a servicios de búsqueda de personas, obteniendo al instante datos personales de los transeúntes. Ahora prácticas de este tipo se vuelven aún más sencillas y peligrosas.
Meta afirma que la privacidad está integrada en el diseño del dispositivo, pero la aparición de modificaciones caseras muestra lo frágil que sigue siendo el equilibrio entre tecnología y confianza. Mientras la compañía habla de control y transparencia, entusiastas como Kim transforman estas gafas en una herramienta de grabación secreta —por el precio de una comida.