Nuevo modelo explica por qué en Hawái hallaron una "firma isotópica" de tierras lejanas.

Los fragmentos de continentes desaparecidos todavía están esparcidos por todo el mundo — y ahora los geólogos parecen haber entendido por qué. Un nuevo estudio explica cómo los vestigios de antiguos continentes aparecen en lugares inesperados, como islas volcánicas en medio del océano.
Hace millones de años, secciones de continentes se hundieron en el manto — una capa plástica bajo la corteza terrestre. Los científicos han mostrado que entonces se generan en el manto ondas capaces de arrancar trozos de las rocas subducidas y transportarlos a cientos de kilómetros. Estas 'ondas mantélicas' parecen redistribuir los restos de los continentes, dispersos en el interior de la Tierra, y con el tiempo devolverlos a la superficie.
Durante mucho tiempo los geoquímicos se preguntaron por qué las islas volcánicas en el océano a menudo contienen rocas con la misma 'firma' química que los continentes. En perforaciones y en el análisis de isótopos en muestras de esas islas se han detectado proporciones de elementos características de la corteza continental, aunque se encontraran lejos de tierra firme. Antes se explicaba esto por la acción de penachos del manto — corrientes calientes de roca viscosa que ascienden desde las profundidades y traen material antiguo hacia la superficie —. Así se forman, por ejemplo, Hawái e Islandia. Sin embargo, en muchas regiones donde se registran rastros de material continental, los penachos no existen: sus temperaturas son demasiado bajas y las relaciones isotópicas no coinciden con las típicas de tales fuentes.
El equipo propuso una alternativa: los procesos ondulatorios en el manto podrían por sí solos transportar los fragmentos de continentes hundidos, sin requerir la presencia de penachos. Los científicos llegaron a esta idea al analizar la distribución de diamantes en Sudáfrica — en 2023 encontraron señales de una dinámica cíclica similar justo bajo los continentes. El nuevo trabajo mostró que el mismo mecanismo puede explicar cómo fragmentos del supercontinente Gondwana, que se fragmentó hace más de 100 millones de años, acabaron en las cordilleras submarinas del océano Índico y en otras regiones remotas.
Así, los restos de antiguos continentes siguen viajando en el interior de la Tierra, a veces recorriendo enormes distancias antes de reaparecer como rocas volcánicas. Aunque rastrear su trayectoria hasta continentes o épocas concretas es imposible, los investigadores esperan que el análisis de trazas isotópicas ayude a reconstruir detalles de la historia geológica del planeta.
Los autores del trabajo señalan que el hallazgo no refuta las ideas previas sobre los procesos mantélicos, sino que las complementa: ya no es necesario suponer la presencia de penachos en todas partes. Para áreas con temperaturas relativamente bajas y sin señales de actividad de penachos, el nuevo mecanismo ofrece una explicación plausible del origen de los rastros continentales en el manto. Los científicos ya ven suficientes evidencias en apoyo de la hipótesis y planean probarla en otros tramos de la corteza terrestre.