Ahora el futuro del proyecto vive oficialmente en Linux.
El popular paquete ofimático LibreOffice se prepara para una nueva etapa en su evolución —y no será muy amigable con los usuarios de sistemas operativos antiguos. En agosto se lanzará la actualización número 25.8, en la que los desarrolladores anunciarán el abandono de parte de la compatibilidad anterior con Windows y se enfocarán en la transición hacia plataformas modernas. En el contexto del inminente fin del soporte para Windows 10, el proyecto promueve activamente una alternativa —principalmente, Linux.
Desde 2010, el proyecto está dirigido por la organización The Document Foundation. Esta asumió el desarrollo de LibreOffice después de que Oracle se retirara definitivamente del ámbito del software ofimático. En los últimos 15 años, la base de código ha sido profundamente reformada: se eliminaron numerosos componentes obsoletos, se introdujo un nuevo ciclo de lanzamientos y se mejoró la arquitectura del producto.
En el blog oficial de la fundación se publicó una entrada que propone considerar los sistemas libres como una alternativa a largo plazo. También se incluye un enlace a la campaña End of 10, apoyada por la comunidad KDE. En el sitio web ha aparecido recientemente un mapa interactivo que permite encontrar recursos locales de ayuda, aunque en cuanto a estructura aún requiere mejoras.
Los desarrolladores también recomiendan el servicio Distro Chooser —un sitio que selecciona la distribución de Linux adecuada mediante un cuestionario. Sin embargo, el resultado se presenta de forma excesivamente detallada: la lista es larga, los elementos están codificados por nivel de compatibilidad, y para una persona sin experiencia esto más bien complica la elección. Una lista concentrada de dos o tres opciones recomendadas sería mucho más útil.
Muchos siguen viendo con escepticismo tanto a Linux como a LibreOffice. Pero la tarea de los desarrolladores no es convencer a nadie —sino ofrecer una alternativa: una suite ofimática completa, de código abierto, sin tarifas de licencia ni restricciones de uso.
A quienes aún usan OpenOffice, en el blog se les hace una recomendación directa: dejar de hacerlo. Este proyecto fue prácticamente abandonado por Oracle y transferido a Apache Foundation hace más de diez años. No se han publicado nuevas versiones en varios años, mientras que LibreOffice abre completamente los mismos archivos y representa una actualización vigente en todos los aspectos.
Para quienes están acostumbrados a la interfaz de Microsoft Office, LibreOffice ofrece un modo de visualización con cinta de opciones. Y si el diseño aún no convence, existen alternativas —OnlyOffice, WPS Office, así como soluciones en la nube como ThinkFree, que incluso tiene un plan gratuito. Cabe mencionar que este servicio lleva funcionando 25 años, lo cual ya inspira confianza por sí solo.
Ahora, a lo que cambiará en la próxima versión. Con el lanzamiento de la versión 25.8, el proyecto pone fin al soporte para Windows 7, 8 y 8.1. Además, se suspende el desarrollo de la versión de 32 bits para Windows —oficialmente será considerada obsoleta. Esto no significa su desaparición inmediata, pero deja claro que los recursos del proyecto se concentrarán en configuraciones más actuales.
Windows 7 perdió su soporte oficial ya en 2020, aunque una edición especializada para terminales de punto de venta existió hasta 2023. A pesar de ello, el sistema sigue siendo popular en ciertos círculos —e incluso provoca cierta nostalgia en parte de la comunidad.
Con su sucesora, Windows 8, la situación es más complicada. Esta plataforma nunca logró ganarse el afecto de los usuarios y fue silenciosamente reemplazada por la versión 8.1, cuyo ciclo de vida terminó en enero de 2023. Usar estas versiones hoy en día representa una seria amenaza de seguridad, ya que no se emiten actualizaciones.
En cuanto a la arquitectura de 32 bits —pese a su antigüedad, aún existen ciertos escenarios de uso. Muchos procesadores de 64 bits tempranos (por ejemplo, de la era del Core 2 Duo) solo soportan memoria DDR2, y los módulos de más de 4 GB siguen siendo caros incluso en el mercado de segunda mano. Si la configuración está limitada a 3–4 GB de RAM, una edición de 32 bits puede funcionar de manera más eficiente que una de 64 bits. Por esta razón, existe la posibilidad de que se siga publicando una versión para x86 durante un tiempo —al menos como un compromiso técnico.
Para quienes aún siguen en Windows 7, existe una opción adicional. Además de las versiones principales que se lanzan dos veces al año, el proyecto ofrece una rama estable con actualizaciones menos frecuentes y soporte extendido. Al momento de esta publicación, la principal compilación estable lleva el número 24.8.7 y está disponible en la página oficial de descargas.
Cuando se lance la versión 25.8, su predecesora 25.2 se convertirá en la nueva edición estable. Esta sigue siendo compatible con Windows 7 —y probablemente lo seguirá siendo durante algunos años más, permitiendo a los usuarios prepararse para migrar a otra plataforma o reorganizar su infraestructura.
Y aunque abandonar los sistemas obsoletos puede parecer un paso radical, es completamente lógico. El proyecto busca sostenibilidad, y dejar de mantener software antiguo permite enfocarse en herramientas modernas.