Cuando los misiles fallan, los paquetes llegan.
En medio de los intensos combates entre Irán e Israel, el ciberespacio se ha visto arrastrado a una nueva fase del conflicto. Con el inicio de la operación israelí “León Naciente”, dirigida contra la infraestructura nuclear iraní, el enfrentamiento entre ambos países dejó de ser encubierto y se convirtió en una ciberguerra a gran escala. Las cientos de víctimas en ambos bandos fueron consecuencia no solo de los ataques con misiles, sino también de devastadoras ofensivas digitales.
En este contexto, decenas de grupos hacktivistas se activaron rápidamente, tomando partido y lanzando ciberataques contra el bando contrario. Analistas han registrado la participación de más de un centenar de formaciones digitales, actuando en apoyo a Israel o —con mayor frecuencia— respaldando a Irán.
La respuesta iraní ha sido inusualmente severa. Las autoridades prácticamente aislaron al país del mundo exterior: desde el 13 de junio se impusieron restricciones masivas al acceso a Internet, y en pocos días el ancho de banda del tráfico se redujo en aproximadamente un 80 %. Los ciudadanos se vieron obligados a migrar a la intranet nacional, mientras que el gobierno recomendó a los funcionarios dejar de utilizar dispositivos conectados e incluso WhatsApp.
Los medios estatales difundieron declaraciones sobre un ciberataque masivo por parte de Israel. Según los informes oficiales, algunas ofensivas fueron repelidas, mientras que otras provocaron fallos en la infraestructura digital, que actualmente están siendo reparados por equipos técnicos. Como alternativa al internet bloqueado y a la desconexión internacional, creció el interés por el uso ilegal de terminales Starlink. Aunque su uso está prohibido en Irán, según estimaciones, podría haber decenas de miles de estos dispositivos en el país.
Por su parte, Israel se ha convertido en el principal blanco de los hacktivistas, tanto por el número de ataques como por la magnitud del daño informativo. Según Radware, desde el 13 de junio el país ha sufrido más de 30 ataques DDoS diarios, y el número continúa en aumento. Actualmente, casi el 40 % de todos los ataques DDoS registrados por hacktivistas en el mundo están dirigidos contra Israel.
Pero los DDoS son solo la punta del iceberg. Se ha debilitado la protección, comenzaron filtraciones de datos, infecciones por malware y campañas de desinformación. Por ejemplo, el 18 de junio el grupo Handala afirmó haber extraído 425 GB de datos de la empresa israelí Mor Logistics y acceder a 4 TB de documentos confidenciales del Instituto Weizmann, que había sido alcanzado por un misil iraní el día anterior.
Handala es solo uno de los muchos grupos que participan en los ataques a Israel. Además de los grupos iraníes, se han activado formaciones en el sur de Asia y otras regiones. No se trata de acciones aisladas, sino de un frente cibernético sincronizado, con una base ideológica común y propaganda estratégica.
Seguimiento de grupos involucrados en el conflicto militar entre Irán e Israel (CyberKnow)
Los hacktivistas israelíes actúan con menos frecuencia, pero una de sus recientes ofensivas demostró un gran poder destructivo. El grupo Predatory Sparrow se atribuyó la responsabilidad por inutilizar el sitio web y los cajeros automáticos del Bank Sepah iraní —una institución que EE. UU. ha vinculado con el programa nuclear de Irán.
El conflicto digital no se limita a estos dos países. Los ataques también se han dirigido a naciones que mantienen una postura neutral, como Egipto, Arabia Saudita y especialmente Jordania. Este último ha sido el objetivo más afectado fuera de Israel, presuntamente por su “postura blanda” ante el conflicto. Las ofensivas cibernéticas fueron acompañadas por mensajes propagandísticos y hashtags que relacionaban directamente la neutralidad con la traición a la causa palestina.
Expertos no descartan una mayor escalada, especialmente ante rumores de una posible implicación militar de EE. UU. Ya se discute abiertamente en canales de Telegram la posibilidad de ataques contra infraestructuras digitales estadounidenses. En respuesta, los centros sectoriales de intercambio de información IT-ISAC y Food and Ag-ISAC emitieron una alerta conjunta, instando a las empresas norteamericanas a estudiar de inmediato los métodos y tácticas de los grupos vinculados a Irán.
La guerra digital entre Irán e Israel ya no se limita a ataques encubiertos. En medio de explosiones reales, muertes y destrucción, se libra una confrontación igualmente feroz y peligrosa en el ciberespacio —con frentes ideológicos, sabotaje de infraestructuras y consecuencias impredecibles para toda la región.