Lo que antes se creía «basura genética» podría ser en realidad el interruptor de la vida y la muerte celular.
Investigadores de la Universidad McGill (Canadá) y la Universidad de Kioto (Japón) han identificado en el genoma humano fragmentos virales anteriormente subestimados que podrían desempeñar un papel clave en la regulación de la actividad genética. Los resultados han sido publicados en la revista Science Advances.
Aproximadamente el 8 % del ADN humano está compuesto por retrovirus endógenos: restos de antiguas infecciones virales sufridas por nuestros antepasados hace millones de años. Durante mucho tiempo se los consideró residuos genéticos sin función. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que algunas de estas secuencias no solo han sobrevivido en el genoma, sino que son activamente utilizadas por el organismo.
Los científicos se centraron en un grupo de ADN viral llamado MER11. Han logrado identificar una cuarta subfamilia previamente desconocida, MER11_G4. Esta secuencia se encuentra únicamente en humanos y chimpancés, y muestra una actividad especialmente alta en células madre humanas. Es en estas células donde ocurren eventos clave para el desarrollo del organismo, y los investigadores creen que MER11_G4 podría «activar» o «desactivar» ciertos genes, influyendo en procesos como el crecimiento y la diferenciación celular.
Uno de los autores del estudio, el profesor Guillaume Bourque, destaca que este hallazgo nos acerca a comprender qué elementos del genoma nos hacen humanos y cómo afectan a la salud y la enfermedad. También subraya la necesidad de revisar la clasificación actual del ADN viral: «No puede considerarse definitiva —ha llegado el momento de actualizar y precisar su anotación».
El avance fue posible gracias a un nuevo método computacional que analiza la historia evolutiva de estas inserciones virales. A diferencia de los métodos tradicionales basados en coincidencias de secuencias, este enfoque agrupa los elementos por su origen y dinámica evolutiva, permitiendo descubrir patrones antes ocultos.
MER11_G4 contiene un motivo de ADN único que podría estar implicado en la regulación de la expresión genética. Según los investigadores, esta secuencia podría intervenir en la respuesta al estrés, el desarrollo de enfermedades o incluso la formación de tumores, aunque esto requiere futuras investigaciones.
El estudio redefine lo que se considera activo o inactivo en el genoma. Los vestigios virales que dejaron su huella hace millones de años resultan no ser basura, sino parte de un «interruptor genético» que regula la vida de las células y del organismo en su conjunto.