Antes de aprender el alfabeto, ya figuraba en la base de datos criminal federal: el escándalo CODIS

Antes de aprender el alfabeto, ya figuraba en la base de datos criminal federal: el escándalo CODIS

Alguien tiene su primer diente de leche, alguien tiene su primera entrada en el archivo del FBI.

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Las autoridades estadounidenses están recopilando y almacenando el ADN de niños migrantes en una base de datos criminal federal destinada al seguimiento de delincuentes. Según documentos obtenidos por WIRED, más de 133 mil perfiles genéticos de menores, incluido al menos un niño de cuatro años, ya han sido cargados en el Sistema Combinado de Índices de ADN (Combined DNA Index System, CODIS). Se trata de una escala sin precedentes de vigilancia biométrica que afecta incluso a los más jóvenes que cruzan la frontera, aquellos que apenas han aprendido a leer o atarse los cordones.

El programa de recolección activa de ADN comenzó en 2020. Los expertos estiman que la cantidad real de registros únicos almacenados por el FBI supera los 1,5 millones, de los cuales más de 1,3 millones pertenecen a adultos y 133 mil a menores.

Los nuevos datos publicados en el sitio web del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP) en febrero de 2025 indican que la recolección de ADN se aceleró considerablemente en 2024, especialmente en el contexto del aumento de detenciones en la frontera. Por ejemplo, solo en un día de enero de 2024, la oficina del CBP en Laredo, Texas, envió 3930 muestras de ADN para su análisis —252 de ellas pertenecían a personas menores de 18 años.

A pesar de las normas vigentes, que establecen una edad mínima de 14 años para la toma obligatoria de huellas dactilares y muestras de ADN, los datos muestran que se tomaron muestras incluso a niños más pequeños. En total, 227 registros corresponden a menores de 14 años, incluidos niños de diez y once años, así como un niño de cuatro años. Formalmente, el CBP tiene derecho a apartarse de los límites de edad en casos de “situaciones delictivas potenciales”, sin embargo, según las estadísticas, solo el 2,2% de los menores estaban realmente relacionados con cargos o arrestos. La mayoría figuran en la base simplemente como “detenidos”.

Las muestras de ADN se recogen mediante un hisopo del interior de la mejilla y luego se envían al FBI para su análisis, donde se crea un perfil de identificación para la base CODIS. Este sistema fue originalmente diseñado para almacenar el ADN de delincuentes sexuales y condenados por crímenes graves. Los marcadores utilizados no contienen información sobre enfermedades ni apariencia física, pero la muestra cruda completa puede conservarse indefinidamente, lo que preocupa a los defensores de derechos humanos.

La posición oficial del Departamento de Justicia de EE. UU. es que la recolección masiva de ADN es necesaria para evaluar la amenaza potencial que pueden representar los migrantes. El departamento afirma que cuanto más grande es la base, mayor es la probabilidad de identificar a delincuentes. Sin embargo, los expertos señalan que para verificar la implicación en delitos pasados basta con comparar temporalmente la muestra con los datos ya existentes —el almacenamiento permanente de niños no acusados en una base criminal no está justificado.

También causa preocupación que en algunos casos se haya tomado ADN incluso a niños que eran ciudadanos estadounidenses o que se encontraban en el país bajo procedimientos civiles (por ejemplo, al solicitar asilo), y no como detenidos penales. En la base figuran 122 ciudadanos estadounidenses, de los cuales 53 no fueron arrestados ni acusados.

Expertos de la American Civil Liberties Union y de Georgetown Law califican lo que está ocurriendo como una forma de “vigilancia genética”, subrayando que esta práctica socava los principios de justicia e igualdad. Dado que CODIS fue creado para combatir crímenes graves, la inclusión de niños que no han cometido ninguna acción ilegal pone en duda la legitimidad de todo el sistema. También se teme que en el futuro los datos genéticos puedan utilizarse para identificar a familiares, predecir enfermedades o denegar beneficios sociales.

Así, hoy en día las muestras de ADN en EE. UU. no solo desempeñan el papel de herramienta forense. Se están convirtiendo en parte de un sistema de identificación más amplio, que abarca incluso a los migrantes más jóvenes. Bajo el pretexto de garantizar la seguridad nacional, estas medidas se aplican cada vez más a personas que aún ni siquiera pueden explicar plenamente quiénes son y de dónde vienen. Surge la pregunta: ¿es apropiado utilizar datos biométricos tan sensibles en situaciones que no están relacionadas con delitos penales?

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