Los discos duros no siempre llegan a casa tan “nuevos” como parecen.

Los discos duros no siempre llegan a casa tan “nuevos” como parecen.

El colapso de una criptomoneda provocó una ola de estafas en todo el mundo

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Cientos de lectores se dirigieron al medio alemán Heise para denunciar un fraude: en lugar de discos duros nuevos les llegaban unidades usadas. Las víctimas no vivían solo en Alemania, sino también en Estados Unidos, Australia y otros países.

La investigación reveló que los discos falsificados procedían de China. Allí se habían utilizado para minar la criptomoneda Chia, pero cuando la minería dejó de ser rentable, decidieron vender las unidades. En sí mismo eso no es ilegal, sin embargo los estafadores fueron más allá: borraron los datos del análisis SMART y presentaron los discos como nuevos.

El engaño salió a la luz por casualidad. Los discos duros de Seagate almacenan no solo datos SMART, sino otra información de servicio que resulta más difícil de eliminar. Según expertos, los mineros dejaron de usar cerca de un millón de discos para extraer Chia. Se desconoce qué parte de ellos los estafadores vendieron como nuevos.

Los discos falsos llegaban a los compradores a través de la red comercial habitual. Se vieron afectadas tanto grandes tiendas online alemanas como pequeños vendedores en eBay. La mayoría de los comerciantes al principio no sospechaban del fraude y simplemente celebraban los bajos precios de compra.

En mayo, el equipo de seguridad de Seagate, junto con las autoridades malasias, desmanteló un taller clandestino en un almacén cerca de Kuala Lumpur. Los delincuentes ganaban miles de dólares al mes con las falsificaciones.

En el registro incautaron casi 700 unidades Seagate de distintos modelos con capacidades de hasta 18 terabytes. También encontraron discos Western Digital y Toshiba, lo que confirmó las sospechas de que las maquinaciones eran de mayor alcance. La peculiaridad del taller era que realizaban el ciclo completo del fraude: desde la falsificación hasta la venta y la logística.

Seis trabajadores no solo borraban los datos SMART, sino que limpiaban los discos, volvían a pegar etiquetas, empaquetaban la mercancía y la enviaban a las principales plataformas del sudeste asiático, Shopee y Lazada. Algunas unidades fueron ilegalmente "actualizadas": convertían discos comunes en modelos caros destinados a sistemas de videovigilancia.

La sospecha surgió a partir de un gerente de ventas malasio que notó precios sospechosamente bajos en discos de gran capacidad. Tras la compra y la revisión de una unidad, Seagate acudió a las autoridades.

Los trabajadores detenidos eran solo ejecutores menores, que cobraban un salario por hora modesto. Según expertos de Seagate, este tipo de fraude está extendido en las grandes plataformas comerciales y a menudo está controlado por redes criminales.

La compañía reforzó su programa de colaboración, obligando a los distribuidores oficiales a comprar discos solo a proveedores autorizados. También se implantó un sistema global de cribado comercial para evitar la colaboración con proveedores fraudulentos.

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