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El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) se prepara para desplegar un sistema de vigilancia por redes sociales las 24 horas del día, planeando contratar a casi 30 especialistas en análisis de datos.
Según los documentos de licitación publicados, los contratistas trabajarán en dos centros analíticos discretos — en Vermont y el sur de California. Su tarea principal será monitorear plataformas como Facebook, TikTok, Instagram y YouTube en busca de información que pueda utilizarse para posteriores detenciones y deportaciones.
Los futuros empleados de los contratistas comerciales deberán procesar con rapidez las solicitudes recibidas, elaborar expedientes sobre las personas que publiquen contenidos sospechosos y remitirlos a las unidades de ICE encargadas de las deportaciones.
Se prevé que en el centro de Vermont trabajará un equipo de 12 analistas, incluido el jefe de proyecto, y que en California habrá un grupo por turnos de 16 personas, permanentemente de guardia.
Además, ICE exige que al menos un analista senior y tres investigadores estén presentes en el lugar las 24 horas del día.
Se espera que los contratistas obtengan acceso a plataformas comerciales de análisis de datos como LexisNexis Accurint y Thomson Reuters CLEAR, que permiten recopilar información de registros de propiedad, sistemas de pago, registros de inscripción y otras fuentes.
Además, los contratistas deberán monitorear publicaciones públicas en Reddit y en sitios menos conocidos, elaborando resúmenes analíticos basados en esos datos. Las solicitudes prioritarias y urgentes deben procesarse en 30–60 minutos; las demás — dentro de la jornada laboral. Se espera que los contratistas cumplan los plazos en el 75–95% de los casos.
La documentación presta especial atención a la integración de la inteligencia artificial en los procesos de filtrado y priorización de datos. A ICE le interesa qué algoritmos podrían usarse para la recopilación, el análisis y la transmisión automática de información.
Además del personal y las soluciones de software, ICE asigna más de un millón de dólares anuales a las herramientas de vigilancia más recientes.
También se establecen limitaciones: está prohibido crear cuentas falsas, interactuar con los usuarios y almacenar información fuera de los servidores protegidos de la agencia. Sin embargo, la experiencia pasada muestra que en la práctica con frecuencia se ignoran estas medidas.
Anteriormente se informó sobre el uso por parte de ICE de herramientas de vigilancia sin control suficiente. Por ejemplo, la agencia firmó un contrato con la empresa israelí Paragon, cuyo software Graphite, según algunos informes, permite hackear servicios de mensajería de forma remota.
A pesar de la congelación del acuerdo por parte de la Casa Blanca en 2024, en agosto de 2025 el contrato se reanudó. En respuesta, organizaciones de derechos humanos presentaron demandas exigiendo la divulgación de los términos del contrato, por temor a que el software pueda utilizarse contra inmigrantes, periodistas y activistas.
Asimismo, ICE es acusada regularmente de colaborar con proveedores de grandes conjuntos de datos, incluida información geolocalizada obtenida sin orden judicial. Según estimaciones de defensores de derechos, de ese modo la agencia elude las restricciones legales, recopilando sobre los ciudadanos más información de la que permite el mandato de la entidad.
Además, en una de las investigaciones se descubrió que la agencia accedía a bases federales mediante solicitudes informales de la policía local, lo que de facto ampliaba las facultades de ICE más allá de los procedimientos establecidos.
La nueva iniciativa se suma a la creciente lista de programas de vigilancia digital que la agencia ha promovido en los últimos años. A pesar de las limitaciones formales, la envergadura del proyecto y su infraestructura técnica suscitan preocupación entre los grupos de derechos humanos, que advierten sobre el riesgo de que tecnologías similares se usen con fines represivos.