Los profesores ceden ante dos cifras: “Six Seven” se convirtió en el principal detonante del curso escolar

Los profesores ceden ante dos cifras: “Six Seven” se convirtió en el principal detonante del curso escolar

No se sabe por qué hace gracia, pero todo el mundo grita "Six Seven"

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En otoño, en las escuelas de EE. UU. surgió un nuevo fenómeno en Internet: el meme «Six Seven», que convierte números comunes en una fuente de caos. Los profesores ya lo reconocen por los primeros sonidos: basta con que alguien pronuncie «seis» y «siete» seguidos para que el aula estalle en chillidos y risas.

Una profesora de matemáticas de Texas Kara Birden reconoce que ahora evita cualquier ejercicio en el que aparezcan esos dígitos. «Si digo “resuelvan las preguntas seis y siete”, —cuenta ella—, los alumnos inmediatamente empiezan a gritar “Six Seven!” y a hacer gestos con las manos, como si malabarearan». Según ella, es como darle hierba gatera a los gatos.

Los profesores ya no dividen a los alumnos en grupos de seis o siete personas, no conceden seis o siete minutos para las tareas y no abren la página 67. La combinación de números se ha convertido en un detonante para los adolescentes. Como señala Birden, el seis es un número perfecto, el siete es primo, pero juntos se convierten en un castigo para cualquier docente.

La característica principal del meme es su falta de sentido. No contiene ni broma ni un significado oculto, y en eso reside su atractivo. Un usuario de Reddit observó con acierto: «El hecho de que “six seven” no sea gracioso lo hace aún más gracioso».

En los últimos seis o siete meses la frase se ha propagado por escuelas y redes sociales. En esencia, es una variante de “brain rot”, la comida rápida digital que absorbe la atención y el tiempo. En cuanto los escolares volvieron a las clases tras las vacaciones de verano, el meme cobró nueva vida.

Estallidos parecidos ya han ocurrido antes: no hace mucho TikTok se llenó de videos con la frase «Skibidi Toilet», pero «Six Seven» resultó ser mucho más práctico, ya que se integra fácilmente en temas escolares.
En la historia —el «Verano del amor» de 1967—, en la química —los números atómicos del carbono (6) y del nitrógeno (7)—, en la geografía —siete continentes y seis habitados—, en la religión —seis días de la creación y el séptimo día de descanso.

En TikTok, usuarios graban videos esperando en el restaurante In-N-Out el anuncio del pedido número 67, y los deportistas que miden 6 pies 7 pulgadas reciben gritos de «six seven!» desde las gradas (ejemplo). El meme se ha colado por todas partes —desde escalas de dolor hospitalarias hasta estacionamientos.

La mayoría de las fuentes atribuyen el inicio del fenómeno al rapero Skrilla. Su canción «Doot Doot (6 7)» menciona la calle 67 de Filadelfia, donde crecieron sus amigos. La composición se volvió viral tras montajes con el jugador de baloncesto LaMelo Ball, cuya estatura es precisamente 6 pies 7 pulgadas.

En primavera todo se descontroló cuando apareció el clip The 6-7 Kid: un chico con el cabello peinado hacia delante se acerca a la cámara y exclama con entusiasmo «six seven». El plano dura un par de segundos, pero se convirtió en el núcleo de la locura, extraído de un video de 36 minutos sobre baloncesto.

El propio Skrilla, que ahora tiene 26 años, obtuvo un éxito inesperado: llena salas y el público espera la única línea —«six seven». Él admite que no planeó sacar el tema: «Nunca le puse sentido —por eso todos lo repiten».

Algunos profesores intentan combatir el meme pronunciando deliberadamente «six seven», con la esperanza de matar la broma con su torpeza adulta. En las redes sociales, docentes bromean diciendo que incluso pidieron a ChatGPT que hiciera un examen en el que todas las respuestas son 6, 7 o 67.

El matemático y youtuber Sean Reinville afirma que los docentes, al menos, se alegran: el nuevo número no tiene connotaciones sexuales, como el anterior favorito de los adolescentes —el número 69.

La astronumeróloga Jesse Calsy, autora del libro The Power of Home Numbers, encuentra en la combinación «seis–siete» «una energía inusual y oculta».

Birden procura tomarse la situación con humor. «Si te enfadas, solo empeorarás», dice. Pero su hijo Whit, estudiante de séptimo grado, ya no lo soporta: «Simplemente me voy mentalmente a un lugar feliz. Ese lugar es la escuela antes de “six seven”».

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