Radu Jude rodó "Drácula" con IA y desató una orgía digital de arte

Radu Jude rodó "Drácula" con IA y desató una orgía digital de arte

La película que nunca debió existir.

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El director rumano Radu Jude, conocido por su estilo agudo y satírico, presentó una nueva versión de la clásica leyenda de Drácula — creada con ayuda de inteligencia artificial generativa. La película ya ha suscitado acalorados debates, convirtiendo la historia icónica en un experimento caótico donde los límites entre arte, tecnología y provocación se borran intencionadamente.

Como escribe Inverse, en el centro de la trama está el director ficticio Adonis Tanta, a quien le encargan rodar una nueva versión de Drácula usando IA. Armado con un iPad, el protagonista comienza a crear escenas con modelos generativos, obteniendo un flujo visual de imágenes sexualizadas y absurdas. Según Inverse, el episodio inicial de la película literalmente «ataca los sentidos» del espectador: ante sus ojos se despliega una serie de escenas generadas por IA con un vampiro que se ahoga en su propia pasión.

Jude describe su Drácula como un cine «consciente, pero a la vez inconsciente». Visualmente, la película combina disfraces baratos, una puesta en escena tosca y extrañas texturas digitales, creando la sensación de un sueño inquietante. El motivo de la hipersexualidad, según los críticos, no es casual: es una alusión a la era victoriana, donde el erotismo se ocultaba bajo la capa del miedo y la vergüenza.

El proyecto nació de un experimento fallido del director con ChatGPT. Jude intentó que la IA creara el guion de «una película porno vampírica ambientada en Auschwitz», pero el sistema se negó a generar ese tipo de contenido. Esa negativa impulsó la creación de la nueva película —ahora sobre el propio proceso de interacción entre el ser humano y la máquina.

«Me hice pasar por la máquina», contó Jude en una entrevista para WIRED. En la película, su alter ego, el director Tanta, compone cine solo a través de indicaciones de texto, y el propio proceso se convierte en parte de la propuesta artística.

Jude subraya que su Drácula no es solo sátira, sino una indagación sobre cómo la inteligencia artificial distorsiona las concepciones humanas de la creatividad. «Para mí es simplemente una nueva herramienta. Se puede usar —o no usar—», explicó a WIRED.

El estreno de la película coincidió con el pico de las discusiones sobre el papel de la IA en el cine. Tras la aparición de OpenAI Sora, Hollywood debate dónde está la línea entre automatización y arte. Actores y guionistas expresan preocupación por el uso no autorizado de sus imágenes y voces, y las empresas elaboran normas para prevenir deepfakes y plagio.

A pesar del escándalo, el Drácula de Jude no se percibe como «el fin del cine». Más bien al contrario: demuestra que las tecnologías han hecho que crear películas sea accesible para cualquiera. Hoy no es necesario formar parte del sistema de estudios para llevar una idea a la pantalla.

En este contexto, la IA derriba el elitismo anterior del cine y abre una nueva era —donde el arte y el algoritmo, la provocación y la ironía, el ser humano y la máquina coexisten en pie de igualdad.

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