Vivimos en siete dimensiones: nueva teoría explica el origen de la materia

Vivimos en siete dimensiones: nueva teoría explica el origen de la materia

Investigadores proponen sustituir el bosón de Higgs por una explicación geométrica.

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Cada vez más investigadores vuelven a la idea de que la propia estructura del espacio puede ser la fuente primaria de las leyes físicas. La geometría del espacio‑tiempo quizá determina no solo la gravedad, sino también las demás fuerzas de la naturaleza.

En un nuevo trabajo los científicos propusieron considerar las interacciones fundamentales y las propiedades de las partículas elementales como consecuencia de la geometría de dimensiones adicionales ocultas. Los autores suponen que nuestro Universo puede contener regiones invisibles, enrolladas en complejas figuras de siete dimensiones — las llamadas variedades G₂. Normalmente se consideran inmutables; sin embargo, en este modelo son dinámicas y con el tiempo evolucionan según el flujo de Ricci G₂, por el cual la geometría interna evoluciona de forma suave.

Según los especialistas, esas estructuras multidimensionales pueden poseer torsión — un «enroscamiento» interno de la forma, similar a cómo la hélice del ADN o la quiralidad de los aminoácidos determinan su orientación. Durante la evolución temporal, esa torsión puede estabilizarse en estados especiales y estables — solitones. Los investigadores ven en ello un posible mecanismo geométrico de ruptura espontánea de simetría, que subyace en el origen de las masas de las partículas.

En el modelo estándar el origen de la masa lo desempeña el campo de Higgs, que dota de masa a los bosones W y Z. Los autores proponen otra interpretación: la masa podría surgir no de un campo externo, sino de la resistencia de la propia geometría del espacio multidimensional. En su propuesta, la materia es el resultado de la elasticidad y la torsión de la forma de siete dimensiones, y no la manifestación de un campo escalar adicional.

Los autores también relacionan la torsión — la rotación interna de la geometría — con la curvatura del espacio‑tiempo, lo que podría explicar la constante cosmológica positiva responsable de la expansión acelerada del Universo. Además, suponen la existencia de una nueva partícula — «torston» — que podría detectarse en futuros experimentos con colisionadores.

La idea principal del estudio es ampliar la concepción de Einstein: si la gravedad es geometría, quizá también todas las demás interacciones tengan el mismo origen. Según los científicos, la naturaleza a menudo elige las soluciones más sencillas y, probablemente, las masas de las partículas elementales no surjan del famoso campo de Higgs, sino de la propia geometría del espacio de siete dimensiones.

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