Corea del Norte concluye que más vale un satélite "malo" que un general "ciego".

Corea del Norte reestructuró su vertical de inteligencia, transformando la antigua Dirección de Inteligencia en una entidad con tareas mucho más amplias. El nuevo órgano recibió el nombre de Dirección Principal de Información de Inteligencia (DPII) y reúne varias áreas que antes operaban de forma dispersa. La base son las capacidades de monitoreo por satélite, la interceptación de señales, operaciones en red y la recolección de información por medio de agentes, que ahora se integran en un único circuito analítico. Según fuentes de Daily NK, la formalización del estatus se produjo en verano tras una discusión interna iniciada en primavera, y los cambios se anunciaron públicamente por primera vez en septiembre.
La reestructuración no se limitó a un cambio simbólico de placas. La antigua unidad dejó de ser un departamento orientado principalmente a infiltraciones encubiertas y operaciones especiales. Se le dio el formato de un cuartel general de inteligencia militar, que a la vez se encarga de la vigilancia satelital, el procesamiento de datos, el trabajo con canales digitales y el análisis de la información de la red de agentes. Este enfoque es la continuación lógica de la reforma iniciada en 2009, cuando Corea del Norte unificó la inteligencia del ejército con las estructuras del partido de perfil operativo. Esta vez se subraya un carácter distinto de los cambios: no la absorción de organizaciones externas, sino el aumento de las competencias dentro del sistema existente.
Uno de los factores que impulsó el fortalecimiento de la vertical de inteligencia fue el lanzamiento del aparato Malligyong-1 en noviembre de 2023. A pesar de la baja resolución de las imágenes, Corea del Norte realiza observaciones regulares de polígonos, aeródromos y puertos de los países que considera adversarios. El principal objeto de atención sigue siendo Corea del Sur, aunque en los informes oficiales también aparecen Estados Unidos y Japón. Los datos satelitales se incorporan a un esquema de análisis integral, donde se combinan intercepciones de señales e informes de fuentes humanas. Este algoritmo reduce la probabilidad de falsas alarmas y aumenta la precisión de las evaluaciones.
Los documentos internos del nuevo organismo prevén la celebración de reuniones semanales denominadas «224 tarea estratégica», en las que se elaboran informes resumidos sobre la situación actual. El Alto Mando y la Comisión Militar Central tienen acceso a ellos. Al mismo tiempo, la Dirección Principal de Información de Inteligencia (DPII) tiene el derecho de presentar informes directamente a la máxima dirección, sin pasar por el jefe del Estado Mayor General ni por instancias de la Comisión Militar Central. Una fuente de Daily NK subraya que la estructura ya se ha consolidado como uno de los centros clave de toma de decisiones. Sobre esto, en particular, habló de forma indirecta el mariscal del ejército de la RPD de Corea Pak Jong Chol, al mencionar el informe recibido de la dirección sobre las maniobras conjuntas de Corea del Sur y Estados Unidos.
Según otras informaciones, las competencias del organismo se han ampliado hasta el nivel de un servicio nacional de inteligencia, que incluye áreas política, económica y diplomática. Bajo un mismo techo se concentran operaciones en el extranjero, trabajo en redes, intentos de eludir sanciones y apoyo a vías externas de financiación. Dentro del sistema todo esto se considera parte de la tríada de funciones estratégicas —informativa, económica y psicológica— que Pyongyang construye cada vez con más intensidad como herramienta de influencia exterior.
Además, Pyongyang está desarrollando una red de puntos de apoyo en países del Sudeste Asiático y en varios estados de América del Sur. Se trata tanto de canales de inteligencia como de la búsqueda de nuevas rutas financieras. Paralelamente se utiliza la cooperación con estructuras provinciales chinas y empresas privadas, a través de las cuales se compran componentes electrónicos y tecnologías de procesamiento de datos. En la base de tales operaciones figuran contratos privados entre empresas comerciales chinas y organizaciones controladas por la Dirección Principal de Información de Inteligencia. Esta forma de proceder permite ocultar las transacciones al control internacional, disfrazándolas como comercio ordinario.