En un instante, una causa poco evidente pero fatal puede echar por tierra tu competencia y carisma.

Las fallas técnicas durante las videollamadas pasan gradualmente de ser una molestia doméstica a un factor que puede influir en el destino de una persona. Un nuevo estudio mostró que la imagen irregular, los retrasos de audio y otras distorsiones destruyen la sensación de presencia y cambian la percepción del interlocutor, lo que finalmente se refleja en decisiones laborales, médicas y judiciales.
El trabajo, publicado en la revista Nature, registra la magnitud del problema, que se ha intensificado tras el paso al uso masivo de la videoconferencia. Según los autores, casi un tercio de las reuniones en línea sufre congelamientos de imagen y sonido entrecortado. En este contexto, el equipo dirigido por la profesora asociada de la Universidad de Columbia Melanie Brooks realizó una serie de experimentos y un análisis de datos reales.
En entrevistas de prueba con más de 3000 participantes, las distorsiones de la conexión redujeron la probabilidad de que a un candidato se le diera una recomendación positiva. En el bloque médico, donde 497 personas recibieron consulta en formato de videollamada, el nivel de confianza en el especialista cayó drásticamente en presencia de fallas: del 77 por ciento al 61 por ciento. El análisis de 472 sesiones judiciales en línea mostró una tendencia similar: los problemas de conexión disminuyen las posibilidades de libertad condicional.
Los autores señalan que cualquier distorsión visual, la desincronización entre la voz y el movimiento, así como la imagen entrecortada aumentan la sensación de extrañeza y perturban la percepción del interlocutor. Esto afecta no solo la comprensión de lo dicho, sino también la evaluación emocional, que en formato digital ya es frágil.
El estudio subraya que las formas de conexión fiables se están volviendo escasas ante la rápida expansión de tecnologías que exigen mayor infraestructura. El aumento del tráfico, la aparición de comunicaciones en 3D y de soluciones con elementos de realidad virtual incrementan la carga en los canales, por lo que las fallas resultan más visibles y provocan una sensación de incomodidad mayor.
El problema es que las distorsiones en la pantalla transforman la percepción del interlocutor e influyen en decisiones de las que a veces depende el destino de las personas. Los autores consideran que mejorar la resistencia de los servicios de videollamadas, optimizar los códecs y elegir con más cuidado los formatos para reuniones importantes puede reducir el riesgo de juicios erróneos.