Domina estas dos habilidades si quieres que los reclutadores te busquen

La inteligencia artificial y la seguridad en la nube han sido identificadas como las dos áreas más demandadas en el ámbito de la ciberseguridad para 2025. Tal conclusión se extrae de un estudio reciente de la organización internacional ISC2, basado en las respuestas de más de 16.000 profesionales y directivos.

Las habilidades relacionadas con la IA, especialmente en lo referido a la detección de amenazas y la respuesta ante ellas, ocupan el primer lugar. Los participantes de la encuesta no consideran la inteligencia artificial una amenaza para su profesión; al contrario, la estudian y la utilizan activamente para mejorar la eficiencia. La segunda competencia clave es la garantía de la seguridad de las infraestructuras en la nube. Aquí, el mayor valor radica en la capacidad para diseñar una arquitectura fiable y crear soluciones en la nube seguras.

Estas prioridades se han configurado en el contexto de un persistente déficit de personal en el sector. Aunque la situación se ha estabilizado algo respecto al año anterior, la presión sobre los equipos de ciberseguridad no ha disminuido. En muchas empresas, debido a la falta de recursos, se contrataron empleados con formación insuficiente y algunos procesos quedaron sin el control adecuado.

Las limitaciones financieras propias de 2024 siguen haciendo sentir su efecto. Muchas organizaciones suspendieron la contratación y recortaron la inversión en el desarrollo del personal. Como resultado, hay un déficit de competencias clave y un aumento de los riesgos relacionados con incidentes y fugas de datos.

Los autores del informe subrayan que hoy es menos importante aumentar la plantilla que desarrollar las habilidades necesarias dentro de los equipos ya existentes. Las empresas que afrontan la falta de cualificación apuestan cada vez más por la recualificación del personal, la formación en áreas relacionadas y el crecimiento interno.

Al mismo tiempo, se valoran mucho las habilidades no técnicas: la capacidad para resolver problemas no convencionales, el pensamiento estratégico, la facilidad de comunicación, la disposición a aprender y la capacidad para interactuar eficazmente en equipo. Estas competencias a menudo resultan determinantes en la selección de candidatos y en su desarrollo posterior.