Activista de Atlanta podría ir a prisión por restablecer su teléfono a valores de fábrica

Activista de Atlanta podría ir a prisión por restablecer su teléfono a valores de fábrica

La fiscalía insiste en que la "purga" digital fue una operación de sabotaje planificada.

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En medio de las continuas discusiones sobre los límites de la privacidad digital en EE. UU., en Atlanta detuvieron a un activista local. Según la investigación, el hombre supuestamente borró todos los datos de su teléfono Google Pixel en el momento en que los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) se preparaban para registrarlo. Este incidente volvió a plantear preguntas sobre dónde termina el derecho a la intimidad de la información personal y dónde comienza la violación de la ley.

La fiscalía afirma que Samuil Tunik a principios de este año, concretamente el 24 de enero, borró intencionalmente toda la información de su dispositivo para obstaculizar las acciones de representantes de agencias federales. Sus causas fueron sometidas a jurado, y solo el 13 de noviembre se dictó una orden de detención.

El propio arresto ocurrió a principios de diciembre de este año durante una parada de tráfico. Según su representante, a Tunik le pidieron que saliera del coche bajo el pretexto de un problema con una luz trasera, tras lo cual fue esposado y rodeado por agentes del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional.

No obstante, poco después de la detención el hombre fue liberado: la fiscalía no solicitó la prisión preventiva hasta el juicio. Sin embargo, se le prohíbe abandonar la parte norte del estado de Georgia hasta que concluya el proceso.

Abogados y defensores de derechos civiles señalan que este tipo de acusaciones se están volviendo cada vez más comunes. Incluso si el dispositivo aún no ha sido incautado, pero se sabe que será inspeccionado, el intento de borrar datos puede considerarse un delito. Estas situaciones son especialmente frecuentes en la frontera, donde rige la llamada excepción a la Cuarta Enmienda: CBP puede realizar una inspección básica de teléfonos sin orden judicial, y un análisis más profundo requiere solo motivos razonables.

Además, la jurisprudencia en EE. UU. permite a los agentes obligar al propietario a desbloquear el dispositivo mediante biometría —huella digital o reconocimiento facial—, lo que se considera un identificador físico. Con la introducción de una contraseña la situación es más compleja: aquí puede entrar en juego la protección de la Quinta Enmienda. No obstante, si las autoridades están convencidas de lo que buscan, pueden exigir también ese método de desbloqueo. Y si no se logra obtener acceso y los datos desaparecen en el proceso, eso puede acabar en una acusación por obstrucción a la investigación.

El propio arresto de Tunik ya suscitó repercusión entre organizaciones comunitarias. Un representante del movimiento Community Movement Builders calificó lo ocurrido de persecución con motivación política, vinculando el caso a la situación política interna del país y a intentos de desviar la atención de las dificultades económicas.

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