La nueva América mira a la cara de cada persona que cruza — sin importar quién esté en el poder.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP) anunció su intención de implementar un nuevo sistema de reconocimiento facial capaz de capturar imágenes de todos los pasajeros que se encuentren dentro de un vehículo al ingresar al país, sin importar en qué parte del automóvil estén ubicados. La solicitud de información (RFI) publicada en la plataforma federal invita a las empresas tecnológicas a proponer soluciones que permitan cubrir las filas traseras de los vehículos y comparar los rostros con documentos ya en poder del gobierno.
Actualmente, la CBP ya utiliza sistemas de reconocimiento facial en aeropuertos, terminales marítimos y pasos peatonales. En estos casos, la tecnología toma una fotografía de la persona al cruzar la frontera y la compara con los documentos presentados y con las imágenes almacenadas en bases de datos gubernamentales. Cada entrada exitosa se registra con una confirmación biométrica en un diario digital de cruces fronterizos.
Sin embargo, en el contexto del tráfico vehicular, la tecnología presenta limitaciones importantes. Las cámaras no siempre logran capturar a todos los pasajeros, especialmente a quienes están sentados detrás del conductor o en las filas traseras de camionetas y SUV. Según un informe, una prueba realizada en el punto fronterizo de Anzalduas (Texas) entre 2021 y 2022 duró 152 días y reveló varios problemas: solo en el 76 % de los casos se lograron captar imágenes de todos los pasajeros, y de estas, solo el 81 % cumplía con la calidad necesaria para una comparación efectiva con documentos.
El sistema utilizado por CBP opera bajo el modelo uno a uno —es decir, el rostro se compara con un documento específico— lo que reduce el riesgo de coincidencias erróneas, a diferencia de los sistemas uno a muchos usados por la policía para buscar sospechosos mediante retratos hablados. No obstante, incluso este enfoque presenta riesgos significativos: el reconocimiento puede fallar debido a mala iluminación, postura corporal, rostros cubiertos, falta de enfoque y otros factores. También persisten dudas sobre posibles sesgos raciales y de género inherentes a los sistemas biométricos.
La CBP reconoce que el “comportamiento humano, el diseño de múltiples niveles del interior de los vehículos y factores externos” representan desafíos únicos del entorno vehicular. La agencia espera encontrar un contratista privado que proporcione una herramienta capaz de “complementar las imágenes de los pasajeros” y “garantizar la captura de todos los ocupantes del vehículo”. Se trata, por tanto, de la creación de un sistema de videovigilancia fronteriza que abarque a cada persona que ingrese —sin excepciones.
Cabe destacar que la idea de fortalecer el control biométrico no es exclusiva de la administración actual. Como subraya la EFF, la CBP ha desarrollado sistemáticamente esta estrategia de vigilancia bajo cualquier presidente —solo cambia la retórica, no el enfoque. En los informes del DHS también se mencionan dificultades crónicas para rastrear a quienes abandonan el país por vía terrestre, especialmente en casos de salida voluntaria —el llamado self-deportation. Mientras tanto, la nueva solicitud de la CBP se refiere exclusivamente a las entradas, lo que significa que las salidas siguen sin estar cubiertas por los sistemas biométricos.
Es notable que casi al mismo tiempo que esta solicitud de la CBP, se conoció otro proyecto del Departamento de Seguridad Nacional: ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) firmó un contrato con la empresa Palantir por 30 millones de dólares para desarrollar una plataforma llamada ImmigrationOS. Este sistema debe proporcionar a la agencia datos “casi en tiempo real” sobre personas que abandonan voluntariamente EE. UU. En la justificación del contrato se indica que ImmigrationOS se basará en una plataforma de gestión de casos que Palantir suministra desde 2014. En una evaluación de privacidad de 2016, ya se incluían datos sobre características físicas, ubicación, rastreadores GPS y lectores de matrículas.
No se sabe si en los últimos años se han integrado nuevas fuentes de datos. Sin embargo, hay algo claro: la aplicación combinada de biometría en la frontera y plataformas analíticas centralizadas como ImmigrationOS permite construir un sistema integral de vigilancia sobre los movimientos y actividades de millones de personas que cruzan la frontera de EE. UU. En un contexto de límites difusos entre control migratorio y supervisión digital, iniciativas como esta generan creciente preocupación entre organizaciones defensoras de derechos humanos, aunque no detienen a las agencias gubernamentales que buscan ejercer un control absoluto sobre los flujos migratorios.