Todo iba bien hasta que las imprentas empezaron a imprimir amenazas. La historia del colapso de Fasana.
La fábrica de servilletas de papel Fasana, fundada en 1919 y ubicada en Stotzheim, Alemania, se encuentra al borde de la desaparición tras un ciberataque a gran escala que paralizó por completo sus operaciones. El resultado del incidente fue el anuncio de insolvencia, grandes pérdidas económicas y la búsqueda urgente de un nuevo propietario.
Todo comenzó la mañana del 19 de mayo, cuando todas las impresoras industriales de la planta comenzaron repentinamente a imprimir cartas de extorsión. Los ordenadores y portátiles dejaron de funcionar y todos los sistemas internos quedaron inaccesibles. Ya al día siguiente, la empresa no pudo cumplir con pedidos por un valor superior a los 250 mil euros. Según el medio Kölner Stadt-Anzeiger, las pérdidas totales en dos semanas ascendieron a unos 2 millones de euros. La producción se detuvo por completo, los empleados no recibieron a tiempo el salario de mayo, y operaciones cotidianas como la impresión de albaranes se volvieron imposibles.
El caso de la empresa en bancarrota está siendo gestionado legalmente por el administrador concursal designado, el doctor Dirk Wegener. Señaló que la empresa quedó completamente paralizada, incluso la logística básica estaba fuera de servicio debido a la falta de acceso a los sistemas.
La fábrica, que cuenta con unos 240 empleados, fue adquirida en marzo por la empresa Powerparc, pero ahora vuelve a estar en venta. Según información del portal Golem, Fasana tiene alrededor de ocho semanas para encontrar un nuevo inversor. Pero la situación se complica: los precios de las materias primas siguen subiendo y las vacaciones de verano suelen venir acompañadas de una caída en la actividad comercial.
La naturaleza del ataque fue confirmada por el medio regional WDR: la empresa fue víctima de un ransomware. El malware se propagó rápidamente por toda la infraestructura corporativa, bloqueó ordenadores y cifró archivos. El ataque fue llevado a cabo por un grupo ya conocido por la policía, aunque hasta ahora ninguna de las bandas de extorsión que son monitoreadas públicamente ha asumido la responsabilidad.
Los hackers expusieron sus motivaciones financieras, pero el método exacto con el que accedieron a los sistemas de Fasana sigue sin conocerse. A pesar de la grave situación, la empresa logró reanudar parcialmente sus operaciones. La semana pasada comenzaron las primeras entregas de productos y la emisión de facturas a los clientes.
El incidente de Fasana no es ni mucho menos el primer caso de quiebra empresarial tras un ciberataque. Incluso un solo incidente grave puede derrumbar una corporación entera: en 2023, el grupo australiano Latitude perdió millones de datos de clientes y declaró bancarrota, y en 2024, extorsionadores paralizaron Stoli USA, interrumpieron las entregas y llevaron a la empresa a la quiebra. Todo esto evidencia una ola creciente de amenazas digitales que puede hacer desaparecer de la noche a la mañana incluso a negocios grandes y bien establecidos.