¿Apaga el metabolismo… y vive para siempre? Las óvulos nos enseñan una lección sobre la inmortalidad

¿Apaga el metabolismo… y vive para siempre? Las óvulos nos enseñan una lección sobre la inmortalidad

¿Cómo es posible que el cuerpo envejezca, pero ellas no?

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¿Cómo conservar la juventud durante décadas? Al parecer, las óvulos humanos dominan este arte a la perfección. Una nueva investigación revela su secreto: para sobrevivir y mantener su alta calidad, reducen su metabolismo casi por completo. Y funciona.

«Tras analizar más de cien muestras de donantes —el mayor estudio de este tipo hasta la fecha— descubrimos una estrategia sorprendentemente simple que permite a los óvulos mantenerse en perfecto estado durante años», explica la Dra. Elvan Böke, directora del laboratorio del Centro de Regulación Genómica (CRG) en Barcelona. Este tipo de estudios requiere una precisión extrema en los métodos de análisis y manejo de datos.

Las mujeres nacen con millones de óvulos inmaduros, pero su número disminuye con el tiempo. Aun así, cada célula puede “esperar su momento” durante décadas, hasta que se inicia un embarazo. ¿Cómo consigue esa célula mantenerse estable y evitar el envejecimiento que afecta a casi todos los componentes del cuerpo?

La respuesta es fascinante. Normalmente, la limpieza de proteínas dañadas corre a cargo de estructuras celulares como las proteasomas y lisosomas, verdaderos sistemas de reciclaje que requieren energía para funcionar. Sin embargo, este gasto energético produce subproductos peligrosos —como las especies reactivas de oxígeno (ROS)— que pueden dañar el ADN.

Los óvulos, en cambio, siguen otra lógica: entran en un modo extremo de ahorro de energía, con un metabolismo mínimo, niveles muy bajos de ROS y, aun así, suficiente vitalidad para sobrevivir.

«Creemos que al ralentizar sus funciones clave, el óvulo evita el estrés oxidativo y mantiene su equilibrio interno», explican los autores.

El estudio se llevó a cabo en la clínica Dexeus Mujer de Barcelona, con la participación de 21 donantes de entre 19 y 34 años. En total, se analizaron 70 óvulos maduros y 30 en proceso de maduración, observando en tiempo real el comportamiento de mitocondrias, lisosomas y proteasomas mediante marcadores fluorescentes.

Los resultados fueron reveladores: la actividad de estos sistemas en los óvulos era casi dos veces menor que en las estructuras celulares de soporte que los rodeaban. Y cuanto más maduraban, más disminuía esa actividad. Lo más inesperado ocurrió horas antes de la ovulación: los óvulos literalmente expulsaban los lisosomas al líquido intercelular, mientras que las mitocondrias y proteasomas se desplazaban hacia los bordes del citoplasma.

Estos hallazgos podrían cambiar el enfoque de la fecundación in vitro (FIV). Actualmente, para mejorar la calidad de los óvulos, a menudo se utilizan compuestos que estimulan el metabolismo. Pero este estudio sugiere que quizá lo correcto sea mantener ese estado “tranquilo” natural.

En el futuro, el equipo planea estudiar cómo este comportamiento varía con la edad y en casos de infertilidad. Esta información permitirá ajustar mejor los métodos de apoyo reproductivo —desde la criopreservación hasta la preparación para FIV.

La ciencia avanza con rapidez: hoy en día, la inteligencia artificial ya diseña proteínas y resuelve problemas que durante décadas parecían imposibles. Y, mientras tanto, un pequeño óvulo nos recuerda que a veces la clave para vivir más no es hacer más… sino hacer menos.

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