Nadie lo esperaba: los modelos de IA de Google y OpenAI gobernarán Estados Unidos

Nadie lo esperaba: los modelos de IA de Google y OpenAI gobernarán Estados Unidos

Los críticos exigen detener el experimento antes de que las consecuencias se vuelvan irreversibles.

La administración de Donald Trump declaró abiertamente que espera recurrir a la inteligencia artificial para compensar los despidos masivos en las agencias federales. El director federal de tecnologías de la información (CIO), Gregory Barbacha, que asumió su cargo una semana después de la inauguración del presidente, subrayó que la tarea principal hoy es mantener la eficiencia del aparato estatal en un contexto de fuertes recortes de plantilla. Desde enero, más de 148.000 empleados han sido despedidos de agencias federales, y ahora la automatización es considerada la herramienta principal para salir de la situación.

Barbacha señaló que su prioridad clave es usar tecnologías que permitan "hacer más con menos". Según él, la IA debe asumir los procesos rutinarios, sistematizar y procesar enormes volúmenes de datos para que las personas puedan centrarse en la toma de decisiones. Para ello, enfatizó el funcionario, son necesarias plataformas modernas para almacenar e integrar información, que serán la base para lanzar algoritmos más avanzados. Planteó la tarea así: la inteligencia artificial debe preparar rápidamente todo el conjunto de datos en un formato fácil de entender, para que el responsable pueda tomar una decisión fundamentada de forma ágil.

Estas declaraciones se produjeron en el marco del lanzamiento de la iniciativa USAi —una plataforma unificada para probar modelos de inteligencia artificial de Anthropic, Google, Meta, Microsoft, Amazon y OpenAI. Según los acuerdos con el gobierno, muchas de estas empresas ofrecen sus productos a las entidades públicas casi de forma gratuita. Los impulsores están convencidos de que este paso acelerará la adopción de tecnologías que facilitarán el trabajo con grandes bases de datos y mejorarán la atención a los ciudadanos, reduciendo la carga en los centros de atención.

En la entrevista, Barbacha también subrayó que se considera no solo el CIO, sino el "principal oficial de IA" del gobierno, recordando su pasado en Palantir. Afirmó que el objetivo final de la implementación de tecnologías es lograr que los empleados que queden sean lo más productivos posible e incluso abrirles nuevas tareas que antes parecían imposibles. En sus palabras se vislumbra la idea de que el "santo grial" de la automatización es liberar al ser humano de las operaciones rutinarias para que pueda trabajar en direcciones completamente nuevas.

Sin embargo, la actitud ante estos planes es ambivalente. Max Stier, director de la ONG Partnership for Public Service, apoyó la idea de incorporar tecnologías avanzadas, pero enfatizó que la inteligencia artificial no puede reemplazar al servicio público. Señaló que el desarrollo y la capacitación del personal siguen siendo condiciones imprescindibles para el uso exitoso de las nuevas soluciones.

Los críticos de la iniciativa recuerdan los riesgos. Muchos señalan la tendencia de los modelos generativos a "alucinar": generar datos verosímiles pero falsos, lo que en la gestión pública puede acarrear consecuencias graves. Los científicos también destacan que no se pueden despedir a especialistas con años de experiencia y esperar que la IA cubra ese vacío. Suresh Venkatasubramanian, exasesor de la administración de Joe Biden, señaló que la integración debe realizarse "de abajo hacia arriba", con los propios empleados determinando cómo y dónde usar las nuevas herramientas. De lo contrario, aumenta el riesgo de errores y la caída en la calidad del trabajo.

La situación se complica además por reportes mediáticos sobre la actividad del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), que, según periodistas, está construyendo bases de datos interinstitucionales a gran escala, incluso para rastrear la migración. En artículos de Wired, CNN y The New York Times se habló de una posible combinación de datos del IRS y la SSA con la participación de Palantir. Barbacha lo negó rotundamente, afirmando que verificó la información con las agencias y los proveedores y no encontró confirmaciones. Cree que se trata de malentendidos e interpretaciones erróneas del trabajo de los contratistas.

Así, la administración de EE. UU. apuesta por la inteligencia artificial como herramienta clave para que el aparato federal sobreviva tras los recortes masivos, pero los debates sobre los límites de sus capacidades y el coste de estos experimentos no hacen sino intensificarse.

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