¿20 años de cárcel por ASMR erótico? Nuevo proyecto de ley causa conmoción

¿20 años de cárcel por ASMR erótico? Nuevo proyecto de ley causa conmoción

La frontera entre lo permitido y lo prohibido es hoy más difusa que nunca.

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En Míchigan se ha desatado una discusión en torno a un proyecto de ley denominado «Anticorruption of Public Morals Act». El documento, presentado el 11 de septiembre por un grupo de republicanos, propone la prohibición total de la pornografía en Internet en el territorio del estado.

Bajo la definición de «material pornográfico» los autores incluyeron prácticamente todo lo que pueda contener escenas sexuales o incluso insinuaciones: desde videos e historias eróticas, incluido el ASMR picante, hasta contenido creado por redes neuronales.

Un punto aparte del proyecto genera polémica: establece que cualquier imagen o descripción de personas transgénero se equipara a pornografía y debe ser prohibida. La definición abarca publicaciones en las que una persona aparece con una apariencia distinta a su sexo biológico, incluyendo la ropa, el maquillaje o el uso de prótesis. De ese modo, la ley equipara la expresión de género con contenido ilegal.

Según el texto del documento, las plataformas y los proveedores que «difundan conscientemente» dicho material a usuarios de Míchigan podrían enfrentarse a penas de hasta 20 años de prisión o a multas de 100 000 dólares. Si se trata de más de cien unidades de contenido prohibido, las sanciones aumentan hasta 25 años de reclusión y 125 000 dólares de multa.

Además, se contemplan sanciones civiles — hasta medio millón de dólares por cada caso de infracción. Los sitios tendrían que reescribir sus normas de uso, implementar filtros y sistemas de moderación basados en inteligencia artificial y contratar moderadores para eliminar el material.

El documento exige además que los proveedores de Internet introduzcan «filtros obligatorios» y bloqueen los servicios para eludir restricciones, sobre todo las VPN. Además, la ley prohíbe expresamente la venta y la publicidad de VPN en el territorio del estado. Esa medida priva de facto a los residentes de Míchigan de la posibilidad de eludir bloqueos y de navegar de forma anónima.

El impulsor del proyecto, Josh Shriver, ya había afirmado que el cierre de la industria del porno sería, en sus palabras, «un golpe serio al tráfico de personas». Al mismo tiempo, los críticos señalan que en Estados Unidos la pornografía está protegida por la Primera Enmienda, por lo que su prohibición total sería contraria a la Constitución.

Además, no existe un criterio universal que permita determinar qué excita o satisface a los usuarios: millones de personas encuentran estímulos sexuales en las formas de contenido más diversas, que van mucho más allá de las descripciones tradicionales.

El contexto estadounidense muestra que iniciativas similares no son raras. Unos 30 estados ya han aprobado leyes que exigen la verificación de la edad para acceder al porno, a veces aplicándolo también a plataformas convencionales.

Ahora en Míchigan, además de la «Anticorruption of Public Morals Act», están en trámite otros dos proyectos de ley sobre verificación de edad, uno de los cuales plantea la verificación integrada directamente en los dispositivos. Sin embargo, el futuro de la iniciativa más radical sigue siendo incierto: su destino depende del Senado, controlado por los demócratas, y de la gobernadora Gretchen Whitmer, que deben decidir si se convierte en ley.

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