Un rover marciano cuesta millones; otros recorrerán 2.800 km del desierto rojo por una fracción de ese precio.
El equipo Team Tumbleweed presentó nuevos resultados sobre el proyecto de inusuales robots marcianos: aparatos esféricos ligeros que ruedan por la superficie del planeta impulsados por el viento, como una planta rodante. En la conferencia EPSC-DPS 2025 en Helsinki, los investigadores comentaron que una serie de experimentos en un túnel aerodinámico y pruebas de campo confirmó la viabilidad de la idea. Este enfoque promete hacer que la exploración de Marte sea a la vez amplia y relativamente económica.
La concepción prevé el uso de robots esféricos de aproximadamente cinco metros de diámetro. Su misión es recopilar datos sobre la atmósfera y la superficie desplazándose gracias a corrientes de viento. Cientos de estos aparatos podrían distribuirse por el planeta y ofrecer una visión sincronizada de los procesos que ocurren en distintas regiones. La fase final de explotación contempla que, tras la etapa activa de rodadura, las esferas se plieguen y se conviertan en estaciones estacionarias, continuando con mediciones a largo plazo y creando los inicios de infraestructura para futuras misiones.
En julio de 2025 el equipo realizó una campaña de una semana en la instalación especializada Aarhus University Planetary Environment Facility. Para probar la dinámica del movimiento se usaron prototipos a escala reducida de 30, 40 y 50 centímetros de diámetro. En condiciones de baja presión —17 milibares, cercano al valor marciano— los aparatos se ensayaron sobre diversas superficies y con distintas velocidades de flujo de aire. Se observó que a velocidades de viento de 9–10 metros por segundo las esferas empiezan a moverse y ruedan con seguridad sobre terrenos lisos y accidentados, incluyendo arena, grava y zonas con cantos rodados.
Los sensores instalados en los prototipos registraron parámetros durante el movimiento, y el comportamiento observado coincidió con los resultados del modelado por ordenador. Es importante que los aparatos pudieron superar pendientes de hasta 11,5 grados en el túnel, lo que equivale a casi 30 grados en Marte. Esto demuestra que incluso en condiciones de relieve complejo las esferas podrán desplazarse. Los investigadores subrayan que los datos obtenidos son conservadores, ya que los aparatos reales serán más ligeros y, por tanto, podrán rodar con vientos más débiles.
La incertidumbre clave está relacionada con los propios vientos en Marte. Se conocen velocidades medias del orden de varios metros por segundo por los datos de los rovers, pero la amplitud y la frecuencia de rachas más fuertes están poco estudiadas. Los sismógrafos de la misión InSight registraron vibraciones causadas por corrientes de aire, y los vuelos del helicóptero Ingenuity han mostrado que rachas de alrededor de 10 m/s ocurren con bastante frecuencia, sobre todo durante el día en el verano del hemisferio norte. Según los cálculos de Team Tumbleweed, eso es suficiente para el desplazamiento.
Los modelos muestran que un aparato medio puede recorrer alrededor de 422 kilómetros en 100 días marcianos con una velocidad media de 0,36 km/h, siguiendo las variaciones diarias del viento. En condiciones favorables la distancia máxima puede alcanzar 2800 kilómetros. Esto ofrece posibilidades radicalmente nuevas para cubrir grandes áreas con costes mínimos.
En abril de 2025 se realizaron pruebas de campo con un prototipo a escala real de 2,7 metros de diámetro en Maastricht. En la plataforma se instaló una cámara, un magnetómetro, una unidad de medición inercial y GPS. Durante los experimentos el aparato recogió y procesó datos con éxito mientras rodaba por una cantera de relieve natural. Estas pruebas demostraron que la concepción es aplicable no solo en laboratorio sino también en condiciones reales.
Team Tumbleweed agrupa a jóvenes investigadores de más de veinte países; las principales sedes están en Viena y Delft. Actualmente el equipo se prepara para la siguiente etapa. Los planes incluyen la integración de sensores más complejos —detectores de radiación, muestreadores de suelo, sensores de polvo— así como el trabajo en la mejora de los modelos dinámicos y el aumento del nivel de preparación de la tecnología. En noviembre el equipo llevará a cabo nuevas pruebas de campo en el desierto de Atacama, en Chile. Allí se emplearán al menos dos prototipos del banco de pruebas científico, equipados con instrumentos de socios, y por primera vez se probarán métodos de coordinación de enjambres de robots en condiciones próximas a las marcianas.