¿Tu hijo duerme con un peluche? Podría estar colaborando con servicios de inteligencia extranjeros

¿Tu hijo duerme con un peluche? Podría estar colaborando con servicios de inteligencia extranjeros

Un aparato espía de Wi‑Fi en la mochila y ocho personas con pasamontañas en la puerta: la vida cotidiana de los escolares de hoy.

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En los Países Bajos se desata un caso sin precedentes de espionaje que involucra a menores. En Róterdam fueron detenidos dos escolares de 17 años sospechosos de haber realizado tareas para un servicio de inteligencia extranjero. Según la fiscalía, es el primer caso en el país en el que ataques cibernéticos y actividades de inteligencia se encargan a adolescentes. La investigación comenzó después de que los servicios especiales entregaran a la policía información sobre un posible canal de captación.

La investigación sostiene que los adolescentes fueron reclutados a través de Telegram. Allí contactaron con un hacker gubernamental desconocido que, al parecer, les asignó la primera tarea. Según la fiscalía, el 16 de agosto los chicos recorrieron una ruta determinada por La Haya, deteniéndose deliberadamente cerca de los edificios de Europol, Eurojust y la embajada de Canadá. Llevaban un dispositivo llamado «wifi-sniffer», capaz de escanear redes locales, registrar los puntos de acceso utilizados y, en algunos casos, interceptar el tráfico transmitido. Herramientas de ese tipo se usan con frecuencia para reconocimiento de infraestructuras y para preparar ataques posteriores.

Las detenciones fueron posibles tras la entrega de información operativa a la policía por parte del servicio general de inteligencia y seguridad de los Países Bajos (AIVD). Ese mismo día, un grupo táctico entró en la casa de uno de los sospechosos: unas ocho personas con pasamontañas, con una orden de registro, se dirigieron directamente a la habitación del adolescente. Los padres quedaron conmocionados por lo ocurrido. «Vivimos una vida tranquila, trabajamos, criamos al niño, y de pronto entran en nuestra casa y dicen: "Espionaje. Prestación de servicios a un poder extranjero"», recuerda el padre.

Ambos adolescentes fueron llevados ante el juez de instrucción, que adoptó medidas preventivas diferentes: uno de ellos permanecerá detenido otros 14 días y el segundo fue puesto bajo arresto domiciliario con un dispositivo de control electrónico.

La familia de uno de los sospechosos describe a su hijo como un alumno aplicado, aficionado a los videojuegos y a la tecnología. Estudia los últimos cursos de secundaria, practica hockey y trabaja a tiempo parcial en un supermercado. Según el padre, el adolescente «no va a fiestas, no busca aventuras, duerme con un peluche» y, en general, nunca mostró inclinación por conductas de riesgo. Lo único que lo distinguía entre sus compañeros era el interés por la informática y por el hacking. «Preparamos a los niños para que en la vida se encuentren con cigarrillos, alcohol, drogas. Pero nadie prepara para que los puedan involucrar en espionaje», dijo, reconociendo que la familia se siente impotente.

La fiscalía y la policía por ahora no revelan detalles de la investigación, citando la minoría de edad de los acusados y los intereses del proceso. Solo se sabe que la pesquisa se desarrolla en el marco de una nueva ley contra la interferencia extranjera, en vigor desde mayo de este año. Prevé hasta ocho años de prisión por actuar en interés de estados extranjeros cuando ello perjudica la seguridad nacional.

Expertos señalan que algunos países suelen emplear la táctica de captación de «agentes de usar y tirar», cuando la comunicación se realiza a través de cuentas anónimas en mensajería y los verdaderos encargados se ocultan tras varios niveles de intermediarios.

El caso en los Países Bajos se compara con episodios similares en Alemania, donde ya habían involucrado a menores en tareas de sabotaje —desde incendios y vandalismo hasta la filmación de objetivos estratégicos. Allí las autoridades incluso lanzaron una campaña en redes sociales con el lema «No te conviertas en un agente desechable», advirtiendo sobre los riesgos del dinero fácil y las posibles consecuencias severas.

El abogado de uno de los detenidos afirmó que la policía actuó con excesiva dureza durante el registro y subrayó que la culpabilidad de los adolescentes aún no está probada. Los padres insisten en que sus hijos no se interesan por la política y no eran conscientes de en qué se estaban metiendo. Hacen un llamamiento a otras familias para que presten más atención a la actividad en internet de sus hijos y hablen con ellos sobre las ciberamenazas.

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