Un router en una cafetería, agente encubierto de los servicios de inteligencia: con el Wi‑Fi ahora se puede identificar a las personas con una precisión del 100%, incluso sin dispositivos.

Un router en una cafetería, agente encubierto de los servicios de inteligencia: con el Wi‑Fi ahora se puede identificar a las personas con una precisión del 100%, incluso sin dispositivos.

Rastrean a personas mediante ondas de radio sin que lo sepan

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Investigadores del Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT) demostraron que se puede identificar a una persona por señales Wi-Fi, incluso si no lleva un smartphone u otros dispositivos. Basta con pasar junto a un café donde funciona una red inalámbrica —y el enrutador puede «ver» e identificar a la persona por la reflexión de las ondas de radio. Los expertos advierten que este hallazgo crea una seria amenaza para la privacidad.

Los autores del estudio mostraron que el Wi-Fi puede usarse como una especie de cámara que registra la intensidad y la dirección de las señales reflejadas. Con esos datos se forma una imagen similar a una fotografía, pero creada no por luz sino por ondas de radio. Como explican los especialistas, el método permite distinguir a las personas que están en una habitación o que pasan por delante, y el hecho de que lleven sus propios dispositivos no importa. Incluso si el teléfono está apagado, los puntos de acceso cercanos siguen emitiendo y recibiendo señales en las que se puede «ver» a cada persona que esté cerca.

Según los investigadores, cualquier punto de acceso se convierte en un instrumento potencial de vigilancia. Si una persona pasa habitualmente junto a un café o una tienda con Wi-Fi, el sistema puede memorizar su característica «huella» de ondas de radio y luego reconocerla de nuevo —por ejemplo, a partir de señales de otra cámara o enrutador. Los científicos señalan que, aunque los servicios de inteligencia y actores maliciosos ya emplean métodos de vigilancia más evidentes, como cámaras callejeras o videollamadas, la presencia generalizada de Wi-Fi hace posible crear una infraestructura oculta de vigilancia que abarque casi todos los espacios residenciales y públicos.

El principal peligro del nuevo enfoque es que no requiere equipo especial. A diferencia de los métodos basados en sensores LIDAR o en el análisis de la información del estado del canal (CSI), el nuevo método utiliza dispositivos comunes conectados a la red. El enrutador recibe de ellos señales de retroalimentación inevitables —la llamada información de retroalimentación de beamforming (BFI)—. Estos datos se transmiten en claro y están disponibles para que los lean observadores externos. Con ellos se puede construir un modelo tridimensional del entorno y determinar quién se encuentra en la zona de cobertura. Tras el entrenamiento de la red neuronal, la identificación lleva solo unos segundos.

En el experimento, con la participación de 197 personas, los investigadores alcanzaron casi un cien por ciento de exactitud en el reconocimiento, independientemente del ángulo de visión y de la forma de andar del sujeto. Los autores del estudio subrayan que el poder de la tecnología va acompañado de una amenaza para los derechos y libertades fundamentales. En países autoritarios, sistemas de este tipo podrían emplearse para vigilar a manifestantes y activistas civiles. Por ello, el equipo del KIT pide que se incorporen en el futuro estándar Wi-Fi IEEE 802.11bf mecanismos especiales de protección de datos personales para evitar la vigilancia no autorizada.

Los resultados de la investigación se presentarán en la conferencia ACM sobre Seguridad en Informática y Comunicaciones (CCS 2025), que se celebra del 13 al 17 de octubre en Taipéi.

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