Hasta 36 cm de grosor y cientos de toneladas de metal revelan el costo del avance hacia la fusión controlada.
China ha dado un paso notable en tecnologías de fusión. La empresa Shanghai Electric anunció la finalización de la carcasa más grande del mundo para la bobina de campo toroidal. La pieza está hecha de acero austenítico diseñado para temperaturas ultrabajas; su masa es de alrededor de 400 toneladas, aproximadamente 880.000 libras. En tamaño, el elemento es más de 1,2 veces mayor que componentes análogos del proyecto ITER en Francia y en masa es casi el doble.
En los Institutos de Física de la Academia China de Ciencias informaron que la resolución de las principales tareas de ingeniería requirió cinco años. El desafío principal fue la soldadura de acero de hasta 36 centímetros de espesor. Los ingenieros combinaron soldadura láser en grandes espesores, soldadura por arco de argón de ranura estrecha y ultraprofundidad, y ensayos no destructivos por ultrasonidos con arreglos en fase, lo que permitió mantener la precisión y la calidad al nivel requerido.
Según los desarrolladores chinos, la entrega exitosa de la carcasa aporta al país experiencia práctica para la fabricación de componentes complejos de futuras instalaciones de fusión y ayuda a conformar una cadena industrial completa para la energía basada en la fusión. Las tecnologías perfeccionadas pueden ser útiles más allá de la fusión, en la industria aeroespacial, la maquinaria energética, la construcción naval y la ingeniería costa afuera. Shanghai Electric subraya que el proyecto demuestra el potencial de la empresa en innovación y en la producción en serie de alta precisión de piezas de gran tamaño.
Este verano Shanghai Electric, junto con el Instituto de Física de Plasmas, completó el diseño y la entrega de un criostato para las pruebas en frío de los imanes del ITER. Esta pieza de gran tamaño se entregó al emplazamiento en Cadarache, en el sur de Francia; la ruta por carretera desde el puerto de Berre-l'Étang, cerca de Marsella, fue de unos 105 kilómetros.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica, en el informe Panorama Mundial de la Fusión 2025, destaca los esfuerzos del Instituto de Física de Plasmas de China, donde se está creando el complejo CRAFT. Se trata de un campus que reunirá alrededor de dos decenas de bancos de pruebas especializados para ensayos de imanes superconductores, sistemas de calentamiento y de corriente, mantos y tecnologías del tritio. El objetivo del proyecto es acelerar la transición de instalaciones experimentales a centrales de fusión operativas, donde las tareas clave de ingeniería e integración estén resueltas de antemano.
ITER sigue siendo el proyecto internacional central en este ámbito. Es un tokamak diseñado para demostrar que la fusión puede proporcionar una fuente de energía a gran escala y sin emisiones de carbono. La instalación está diseñada para generar 500 megavatios de calor durante al menos 400 segundos con una potencia de calentamiento del plasma de 50 megavatios; para operar el conjunto puede ser necesario hasta 300 megavatios de electricidad. El propio ITER no generará electricidad para la red. En el proyecto participan 35 países: casi la mitad del coste de construcción lo cubre la Unión Europea; los seis participantes restantes —China, India, Japón, la República de Corea, Rusia y Estados Unidos— financian la parte restante en partes iguales.
La nueva carcasa de la bobina, fabricada en China, añade un escalón tecnológico importante en el camino hacia futuras instalaciones de energía por fusión y demuestra que la base industrial para ese tipo de proyectos se está ampliando de forma notable.