Chrome llevaba años recolectando tus datos — ahora podrían ser de otras personas

Chrome llevaba años recolectando tus datos — ahora podrían ser de otras personas

La lucha por el poder ya ha comenzado: ¿quién se quedará con un trozo del navegador por $50 mil millones?

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El Departamento de Justicia de EE.UU. no deja de intentar dividir el imperio digital de Google, insistiendo en la venta del navegador Chrome, la herramienta más popular para navegar por internet. Los intentos del gigante tecnológico de mejorar sus relaciones con la administración de Donald Trump, incluyendo una generosa donación para el baile inaugural y una reunión personal entre el director ejecutivo Sundar Pichai y el presidente, no han dado los resultados esperados.

La situación recuerda la famosa cita del político estadounidense del siglo XIX Simon Cameron, quien decía que un político honesto debe ser fiel a quienes lo compraron. Sin embargo, los tiempos han cambiado, y ni siquiera los obsequios generosos garantizan la buena voluntad de las autoridades.

El navegador Chrome ocupa una gran parte del mercado. Según el programa gubernamental estadounidense Digital Analytics Program (DAP), que rastrea las visitas a sitios web del gobierno en los últimos 90 días, Chrome representa el 51,7% de todo el tráfico. Safari ocupa el segundo lugar con un 30,3%, en gran parte gracias a la popularidad del iPhone. En el mercado de ordenadores de escritorio, la posición de Chrome es aún más impresionante, con un 66,19% según la plataforma de análisis Statcounter, y algunos expertos la estiman en un 70%.

La noticia sobre la posible venta atrajo la atención de grandes jugadores del sector tecnológico. La empresa OpenAI, creadora de ChatGPT, está considerando la compra de Chrome como una oportunidad estratégica para integrar la inteligencia artificial directamente en el navegador. La dirección de OpenAI ve esto como una oportunidad para crear una experiencia completamente nueva de navegación por la web, en la que la IA se convierta en una parte integral de cada acción del usuario. Los representantes de la compañía confirmaron la seriedad de sus intenciones durante el proceso antimonopolio, donde el director de productos de OpenAI destacó el valor estratégico de la base de usuarios de Chrome y los datos recolectados para el desarrollo de redes neuronales.

Un contendiente inesperado en la compra es Yahoo. El gigante de internet, una vez influyente, busca recuperar terreno en el mercado de los motores de búsqueda. Brian Provost, gerente general de la división de búsqueda de Yahoo, mencionó la posibilidad de financiar la compra a través de su empresa matriz, Apollo Global Management. Dado el valor estimado de Chrome en $50 mil millones, este apoyo podría ser crucial.

La joven startup Perplexity, especializada en tecnologías de búsqueda con inteligencia artificial, también está interesada en adquirir el navegador. A pesar de estar desarrollando su propio navegador, Comet, la empresa ve en esto una oportunidad para acelerar el crecimiento de su base de usuarios y mejorar el sistema de recolección de datos para publicidad personalizada.

DuckDuckGo, el motor de búsqueda basado en principios de privacidad, también se ha unido a la carrera. Gabriel Weinberg, el director de la empresa, reconoce que las capacidades financieras de DuckDuckGo probablemente no permitan realizar una compra tan grande, pero no pierde la esperanza de crear un navegador alternativo basado en Chrome con un mayor enfoque en la protección de datos personales.

Circulan rumores sobre el interés de Microsoft, que ya posee Edge basado en Chromium. Sin embargo, tal transacción podría generar más preguntas de los organismos antimonopolio debido al riesgo de una concentración excesiva de poder en el mercado de navegadores.

Mozilla, desarrolladora de Firefox, sigue la situación con particular atención. El presidente de la compañía, Mark Surman, expresó su seria preocupación sobre los planes de los reguladores de prohibir los pagos de Google a los navegadores por configurar su motor de búsqueda como predeterminado. En su opinión, tal decisión solo transferiría el poder de un jugador dominante a otro, como de Google a Microsoft y su motor de búsqueda Bing, dejando a las pequeñas empresas independientes que impulsan la innovación y ofrecen privacidad y opciones a los usuarios fuera del juego.

Sin el financiamiento de Google, el desarrollo y mantenimiento de Gecko estaría en peligro. La historia muestra que incluso los gigantes tecnológicos abandonan sus propios motores de navegador: Microsoft detuvo sus desarrollos en 2019, y Opera suspendió el soporte para su plataforma en 2013. Si Mozilla se ve obligada a seguir este ejemplo, Chromium quedará como la única base multiplataforma para navegadores, lo que sería un golpe serio para el internet abierto e independiente.

En enero, Google tomó medidas preventivas al anunciar la creación de la organización Supporters of Chromium-Based Browsers, en colaboración con la Linux Foundation. Esta iniciativa proporciona una plataforma neutral para desarrolladores y entusiastas del código abierto que deseen participar en el desarrollo de proyectos basados en Chromium. Gigantes como Meta, Microsoft y Opera ya se han unido al proyecto.

Este paso podría ser una solución elegante para Google: incluso en el caso de una venta obligatoria de Chrome, la compañía mantendría la posibilidad de seguir desarrollando su propio navegador basado en código abierto con el apoyo de un amplio grupo de participantes de la industria.

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