Si compraste Windows o Office después de 2015, es posible que te deban dinero. Y no poco.
Los usuarios del Reino Unido han demandado a Microsoft, acusando a la compañía de aumentar artificialmente los precios de sus programas. Si el tribunal falla a favor de los demandantes, el gigante tecnológico tendrá que pagar una compensación de varios miles de millones de libras a los clientes británicos.
Microsoft está siendo acusada de usar su dominio en el mercado para limitar la venta de licencias usadas de sus productos. Debido a esto, según los demandantes, los precios tanto de las licencias nuevas como de las usadas para trabajar con programas como el paquete Office y el sistema operativo Windows han aumentado considerablemente. El caso involucra a todos los ciudadanos que compraron licencias a partir del 1 de octubre de 2015.
“El comportamiento de la corporación ha afectado de manera sustancial y dolorosa a millones de individuos, así como a organizaciones del sector público y privado que usan este software en su trabajo diario”, explica Kate Pollock, directora del departamento antimonopolio de la firma legal Stewarts. “En nuestra opinión, Microsoft abusó de su posición en el mercado al imponer reglas de licencias que, en efecto, mataron la competencia y permitieron la subida de precios”.
Alex Wolfson, quien representa los intereses de las víctimas, también subraya que las acciones del gigante tecnológico han golpeado gravemente el bolsillo de los consumidores británicos, las empresas y las entidades gubernamentales. "Queremos llamar a la empresa a rendir cuentas y obtener una compensación justa para todos los afectados. Se trata de miles de millones de libras; esta demanda debe mostrar que incluso las compañías tecnológicas más grandes deben seguir las reglas del mercado digital".
No es la primera vez que Microsoft enfrenta demandas de la justicia británica. En 2021, la compañía ValueLicensing, que revende licencias de software, reclamó 270 millones de libras (alrededor de 360 millones de dólares). ValueLicensing afirmaba que Microsoft forzaba a los clientes a pasar a suscripciones y les prohibía revender licencias ya compradas, ofreciendo descuentos a cambio. Esto afectó seriamente al negocio de ValueLicensing, que se dedicaba a la reventa de licencias. Este caso aún está pendiente de resolución.
En 2024, Microsoft sufrió un nuevo golpe: los clientes presentaron una demanda colectiva por más de mil millones de libras (1,32 mil millones de dólares). Esta vez, los usuarios de Windows Server se quejaron de que la compañía les cobraba tarifas excesivas si ejecutaban programas en plataformas en la nube ajenas. Básicamente, Microsoft multaba a aquellos que no querían utilizar su propio servicio en la nube, Azure. Este proceso tampoco ha terminado.
La organización europea de proveedores de infraestructura en la nube (CISPE) también ha criticado la forma en que Microsoft vende sus licencias. En 2022, los competidores en tecnología de la nube presentaron una queja contra la empresa ante la Comisión Europea, pero luego retiraron la denuncia tras recibir una importante compensación de los infractores. Sin embargo, la disputa podría reavivarse si la compañía no demuestra que está trabajando en la creación de Hoster Product, esencialmente una versión local de Azure. Microsoft prometió hacerlo cuando acordó con el tribunal resolver las demandas.