Los padres solían regañar por usar el teléfono. Ahora son los propios hijos quienes piden que se lo quiten.
Una investigación de la Asociación Británica de Normas, que abarcó a 1293 personas, reveló una profunda desilusión de la Generación Z con la realidad digital. Se descubrió que casi la mitad de los británicos de entre 16 y 21 años desearía vivir en un mundo sin Internet.
El 70% de los encuestados afirma que su bienestar empeora tras pasar tiempo en redes sociales. Estos datos confirman los temores de los expertos sobre el impacto negativo de las plataformas en línea en la salud mental y la autoestima de los usuarios jóvenes.
Uno de cada dos participantes apoyó la idea de instaurar un toque de queda digital: la desconexión automática de aplicaciones como TikTok e Instagram* después de las diez de la noche. Los especialistas subrayan que establecer límites ayuda a combatir la adicción, aunque cumplirlos suele ser muy difícil.
La encuesta también reveló la magnitud de las conductas destructivas en la red. Casi la mitad de los encuestados (42%) admitió haber declarado intencionalmente una edad falsa al registrarse en diversas plataformas. Cuatro de cada diez participantes crearon las llamadas “cuentas burner” —perfiles falsos adicionales usados para comunicarse de forma anónima o para hacer trolling. Lo más alarmante es que el 27% de los encuestados reconoció haberse hecho pasar por otras personas en Internet de forma regular. Los psicólogos interpretan esto como señales de problemas serios: desde crisis de identidad hasta intentos de lidiar con la ansiedad social.
Más de una cuarta parte de los participantes compartió en alguna ocasión su ubicación con desconocidos. Aquí, los científicos ven una causa clara: la pandemia. El 70% de los encuestados reconoce que el aislamiento forzado aumentó su dependencia de los dispositivos y afectó negativamente su equilibrio emocional.
El estudio ha llamado la atención de las autoridades del Reino Unido. Los parlamentarios están debatiendo la posibilidad de imponer por ley restricciones al acceso a la red para los menores de 16 años durante la noche. Sin embargo, las organizaciones que defienden los derechos de los niños consideran que una simple limitación del acceso es una medida insuficiente. En su opinión, el problema requiere una solución integral: es necesario revisar los propios algoritmos de funcionamiento de las plataformas sociales. Especialmente en lo que respecta al sistema de recomendaciones de contenido, que actualmente suele mostrar a los adolescentes materiales cuestionables que incitan a conductas de riesgo o afectan negativamente a su autoestima.
Y convendrás en que es sorprendente que hoy las demandas de transformaciones sistémicas provengan no solo de padres y educadores, sino también de representantes de la nueva generación. Los jóvenes que crecieron en la era de la digitalización total se cuestionan cada vez más cuál es el precio que deben pagar por estar conectados permanentemente a la red global.