Un tribunal secreto en Jerusalén destapó la corrupción mexicana.
El expresidente de México, Enrique Peña Nieto, se ha visto envuelto en una nueva y sonada investigación. La Fiscalía General del país volvió a interesarse por las sospechas de que recibió un soborno de 25 millones de dólares por parte de empresarios israelíes a cambio de facilitar contratos para la adquisición del software espía Pegasus. Los hechos habrían ocurrido durante su mandato presidencial, de 2012 a 2018.
El motivo para reabrir el caso fue un artículo del medio israelí The Marker, publicado el 5 de julio de 2025, en el que se afirma que los empresarios Avishay Neria y Uri Emmanuel Ansbacher entregaron al exmandatario una suma millonaria para asegurar contratos gubernamentales favorables, incluida la venta de Pegasus, una herramienta de espionaje desarrollada por la empresa NSO Group.
Esta información salió a la luz durante un arbitraje confidencial entre los propios empresarios, llevado a cabo en el Tribunal de Distrito de Jerusalén y concluido a finales de 2024. En los documentos, Peña Nieto aparece bajo los alias “the elder man” y “the N”, y la operación fue presentada como una inversión destinada a obtener influencia sobre instituciones clave de México: la Secretaría de Defensa (Sedena), la Fiscalía General (PGR) y el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen).
Pegasus es una poderosa herramienta de vigilancia encubierta capaz de acceder a mensajes, llamadas y cámaras de teléfonos inteligentes. Su exportación requiere autorización del Ministerio de Defensa de Israel. México fue el primer y más grande cliente de NSO, con un gasto total en diversas versiones del software espía que supera los 300 millones de dólares, de los cuales 60 millones corresponden al sexenio de Peña Nieto. Según la publicación, los sobornos se canalizaban mediante empresas fantasma, una práctica desde hace tiempo sospechosa en el sistema de adquisiciones gubernamentales del país.
El fiscal general, Alejandro Gertz Manero, confirmó en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum el 8 de julio que se ha abierto un nuevo expediente. Señaló que intentos anteriores de llevar a Peña Nieto ante la justicia fracasaron por falta de pruebas. Para evitar errores del pasado, la FGR solicitará cooperación oficial a las autoridades israelíes: se requieren pruebas documentadas sobre la fecha, el monto y los detalles del supuesto soborno. Gertz insistió en que solo con evidencia legalmente válida podrá avanzarse en el caso.
Peña Nieto respondió a las acusaciones el 6 de julio en la red social X, calificando la información del reportaje como infundada y malintencionada. Aseguró que no recibió ningún “pago” de empresarios extranjeros. El expresidente, quien reside en España, ha negado reiteradamente que Pegasus se usara para vigilancia ilegal, y ha sostenido que su uso se limitó al combate contra el crimen organizado. Sin embargo, su administración estuvo marcada por numerosos escándalos de corrupción, desde el caso de la "casa blanca" hasta sus vínculos con la trama de sobornos de Odebrecht.
El escándalo de Pegasus en México estalló en 2017, cuando The New York Times y Citizen Lab publicaron informes sobre el uso del software contra periodistas, defensores de derechos humanos y opositores políticos. Entre las víctimas se encontraban familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en 2014. Durante el mandato de Peña Nieto, Pegasus habría sido usado contra más de 15 mil personas, incluyendo a unos 50 allegados al entonces candidato y hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Para 2021, las investigaciones se intensificaron: fue arrestado un empleado de la filial KBH, y se presentaron cargos contra el exfuncionario de la FGR, Tomás Zerón, quien se refugió en Israel. Se le acusa de estar involucrado en la adquisición de Pegasus y de manipular el caso Ayotzinapa. La FGR ya había enfrentado dificultades para obtener cooperación israelí en el caso Zerón, pero ahora las autoridades expresan un optimismo cauteloso, esperando una respuesta más constructiva.
Los nuevos implicados en el caso tienen vínculos estrechos con la industria israelí del ciberespionaje. Avishay Neria ha sido cónsul honorario de México en Haifa desde 2014, y Uri Ansbacher está relacionado con el fundador de NSO, Shalev Hulio.
Pegasus ha sido objeto de críticas internacionales tras su uso para espiar a opositores en países como Arabia Saudita e India. El Ministerio de Defensa israelí, que regula la exportación de estas tecnologías, ha sido criticado por su escasa supervisión, pese a las afirmaciones de NSO sobre investigar posibles abusos. El nuevo caso contra Peña Nieto podría tensar aún más las relaciones entre México e Israel y aumentar la presión sobre las autoridades israelíes para que refuercen el control de exportaciones de tecnologías de espionaje.
En redes sociales, los usuarios comentan activamente el caso: algunos lo ven como un paso clave hacia la justicia, mientras que otros advierten sobre las dificultades para reunir pruebas contra una figura tan poderosa. Este caso podría poner a prueba la determinación de la nueva administración de Claudia Sheinbaum para combatir el legado de impunidad que ha marcado la política mexicana durante décadas. Si se confirma el soborno, la confianza en las instituciones —ya erosionada por los escándalos de Pegasus— se vería aún más debilitada.
La investigación aún se encuentra en una etapa inicial y su éxito dependerá de la cooperación internacional y de la existencia de pruebas irrefutables. Esta historia no solo podría cambiar la percepción sobre Peña Nieto, sino también sentar un precedente con el potencial de influir en la práctica global de exportación de herramientas digitales de vigilancia.