Televisor 8K: compra inútil — Cambridge demuestra que a simple vista no se aprecia diferencia con 2K; lo único que tendrás será más calor en el salón y menos dinero en el bolsillo.

Televisor 8K: compra inútil — Cambridge demuestra que a simple vista no se aprecia diferencia con 2K; lo único que tendrás será más calor en el salón y menos dinero en el bolsillo.

¿Merece la pena pagar de más por 8K si el ojo no lo aprecia?

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Nuevo estudio, realizado por científicos de la Universidad de Cambridge junto con el laboratorio Meta Reality Labs, puso en duda la utilidad de pasar a televisores de ultra alta definición. Según sus datos, el ojo humano tiene un límite natural de resolución y, en la mayoría de los entornos domésticos, la diferencia entre 2K, 4K e incluso 8K resulta prácticamente imperceptible.

Los investigadores modelaron una sala de estar típica —un sofá ubicado a 2,5 metros de una pantalla de 44 pulgadas—. Para el experimento se usó un monitor de 27 pulgadas con resolución 4K, que proporciona una densidad de aproximadamente 90–100 píxeles por grado (PPD). El dispositivo se montó en un marco móvil, lo que permitió variar la distancia a los participantes. En la prueba participaron 18 personas con visión normal o corregida, capaces de distinguir más de 60 píxeles por grado.

A los sujetos se les mostraron dos tipos de imágenes: una con líneas verticales de un píxel de ancho de distintos colores y otra un rectángulo gris uniforme. La tarea consistía en determinar dónde se veían las líneas. Cuando los participantes dejaban de notar la diferencia, eso se consideraba el límite de resolución visual del ojo.

Los científicos hallaron que, para imágenes en escala de grises, la visión humana distingue hasta 94 píxeles por grado; para rojo y verde, alrededor de 89; y para amarillo y violeta, solo 53. El valor medio para un ojo normal es de 60 píxeles por grado. Mientras tanto, las actuales pantallas 8K proporcionan una densidad de 180–200 píxeles por grado, tres veces más de lo que el ojo puede distinguir en condiciones habituales.

Como señaló el profesor Rafael Mantuk del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Cambridge, aumentar la resolución más allá de cierto umbral no solo no mejora la percepción de la imagen, sino que hace que la fabricación y el funcionamiento de los dispositivos sean menos eficientes: aumentan el costo del panel, el consumo de energía y la carga computacional.

Por tanto, a la distancia estándar a la que se ve un televisor en una sala de estar típica, una persona no notará la diferencia entre QHD, 4K y 8K si la diagonal de la pantalla se mantiene igual. Una resolución más alta simplemente no es utilizada por el sistema visual. Esto significa que la compra de un televisor de ultra alta resolución solo está justificada al ver desde una distancia mínima o con diágonales significativamente mayores.

Los resultados del estudio se publicaron en la revista Nature Communications. Los investigadores también crearon una calculadora en línea gratuita que permite a los usuarios introducir las dimensiones de la habitación y de la pantalla para determinar la resolución óptima para condiciones concretas. Según los autores, esto ayudará no solo a los compradores, sino también a los ingenieros que diseñan las futuras generaciones de pantallas para dispositivos móviles, auriculares VR y AR, donde el gasto excesivo de recursos en píxeles "invisibles" para el ojo es especialmente crítico.

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