La IA se adentró en los orígenes del judaísmo y el cristianismo. Y encontró lo que no estaba en los libros de texto

La IA se adentró en los orígenes del judaísmo y el cristianismo. Y encontró lo que no estaba en los libros de texto

Quien escribió esos rollos dos siglos antes de nuestra era no contaba con que una máquina lo pondría al descubierto…

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Los Rollos del Mar Muerto son uno de los hallazgos arqueológicos más enigmáticos del siglo XX. Descubiertos por primera vez en las cuevas de Qumrán en 1947, incluyen cientos de textos escritos en hebreo antiguo, arameo y griego. Entre ellos se encuentran libros bíblicos, apócrifos, así como estatutos y crónicas de la comunidad esenia. La mayoría de los manuscritos se datan entre el siglo II a. C. y el siglo I d. C., aunque durante mucho tiempo su cronología exacta fue objeto de controversia. Ahora, la inteligencia artificial ha entrado en escena.

Científicos de la Universidad de Groningen desarrollaron un sistema de IA sin precedentes, llamado Enoch (en honor al personaje antiguo del apócrifo Libro de Enoc, también hallado entre los rollos). Esta red neuronal combinó análisis de radiocarbono, paleografía (estudio de escrituras manuscritas), datos lingüísticos y señales contextuales, ofreciendo una solución completamente nueva al problema de la datación.

El enfoque tradicional se basaba en una combinación de análisis por carbono 14 y evaluación experta de la caligrafía, lo que dejaba un amplio margen para la interpretación. Pero Enoch fue más allá: el modelo fue entrenado con miles de fragmentos, considerando hasta los más mínimos detalles —desde las particularidades de las letras hasta giros lingüísticos y su correspondencia con ciertos períodos históricos—. No solo cruzaba datos, sino que identificaba correlaciones que antes podían pasar desapercibidas para el ojo humano.

Uno de los principales resultados fue la revisión de la edad del llamado “Rollo del Templo”. Anteriormente se le atribuía al siglo II a. C., pero Enoch reveló que su caligrafía se asemeja más a ejemplos anteriores, datados a finales del siglo III a. C. Esto desplaza su contexto potencial de creación: desde el periodo de la Judea helenística tardía hacia una época en la que la comunidad judía aún no estaba bajo una fuerte influencia grecorromana.

Los autores del estudio subrayan que su desarrollo no reemplazará a arqueólogos ni historiadores, pero será una poderosa herramienta de apoyo para ellos. Su fortaleza radica en la capacidad de analizar datos simultáneamente en múltiples niveles: visual, lingüístico y estadístico. Además, el modelo tiene en cuenta parámetros como la densidad del texto, la proporción entre tinta y material, así como la estructura del documento en comparación con otros artefactos.

Los desarrolladores esperan que Enoch ayude a construir una cronología más precisa de los textos de Qumrán y a identificar las etapas de su compilación. Esto podría arrojar luz no solo sobre la evolución del pensamiento religioso en el judaísmo, sino también sobre la organización social de la secta que creó estos documentos. Especialmente relevante en el contexto de los debates sobre cómo las ideas de estos manuscritos influyeron en la formación del cristianismo.

La siguiente meta será adaptar el modelo al análisis de textos procedentes de otras fuentes arqueológicas, incluidos papiros egipcios y tablillas sumerias.

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