Los servicios de inteligencia demostraron lo fácil que es arrebatar criptoactivos a estafadores, incluso si están a 16 saltos de distancia.
El Departamento de Justicia de EE. UU. anunció la mayor incautación de criptomonedas en la historia del Servicio Secreto (USSS), por un valor superior a 225 millones de dólares. Estos fondos estaban directamente vinculados a esquemas fraudulentos de inversión y operaciones de lavado de dinero que afectaron a más de 400 personas.
Según las autoridades, el esquema criminal estaba altamente organizado. El dinero obtenido de las víctimas engañadas se distribuyó entre numerosas carteras de criptomonedas para ocultar su origen. Los investigadores utilizaron el método de seguimiento “el último en entrar, primero en salir” (Last-In-First-Out, LIFO) para reconstruir el trayecto de los activos desde 93 direcciones iniciales, pasando por 35 carteras intermedias, hasta llegar a 7 grupos finales, cada uno con entre 3 y 135 millones de dólares en la stablecoin USDT.
Ruteo del pago a través de 16 direcciones (TRM Labs)
Fueron precisamente estos 7 grupos de carteras los que fueron congelados por la empresa Tether, la cual posteriormente quemó los tokens congelados y emitió su equivalente en direcciones controladas por el gobierno de EE. UU. Esta medida permitió iniciar el procedimiento de confiscación civil según las leyes federales que regulan la incautación de activos relacionados con el lavado de dinero y el fraude por medios electrónicos.
Una parte considerable de las operaciones criminales se realizó a través de la bolsa OKX, donde se identificaron al menos 144 cuentas registradas con documentación vietnamita; muchas de estas fueron fotografiadas en el mismo lugar, lo que se convirtió en uno de los principales indicios de una organización delictiva estructurada.
Entre las víctimas se encuentra el exdirector del banco Heartland Tri-State Bank, quien fue engañado y perdió más de 47 millones de dólares. Envió fondos a cuentas de los estafadores creyendo que estaba invirtiendo en proyectos legales de criptomonedas. Una de estas transferencias —3,1 millones de USDT— fue rastreada en una de las cuentas de OKX utilizadas en el esquema criminal.
Para dificultar el rastreo, los delincuentes emplearon una ruta de transacciones enrevesada: algunas transferencias pasaban por hasta 16 direcciones consecutivas, lo que generaba comisiones excesivas por un total de hasta 125.000 dólares. Sin embargo, ni siquiera estas tácticas impidieron que los analistas reconstruyeran por completo el recorrido de los activos y los vínculos entre los participantes del esquema. Aunque aún no se ha hecho ningún anuncio oficial sobre el destino final de los fondos incautados, el siguiente paso debería ser notificar a las víctimas y organizar el proceso de reclamación para la recuperación de daños.