Sacude, tortura, cuida — así funciona el nuevo Tamagotchi para sádicos latentes

Sacude, tortura, cuida — así funciona el nuevo Tamagotchi para sádicos latentes

Una auténtica cámara de tortura para la entrañable mascota virtual…

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Estudiantes de la Universidad de Cornell han presentado una interpretación inesperada de la clásica mascota digital de nuestra infancia. Su invento lleva el irónico nombre de Tamagotchi Torture Chamber — «La Cámara de Tortura del Tamagotchi» — y hace honor a ese nombre.

El Tamagotchi original permitía tener una mascota virtual, cuidarla, alimentarla, jugar con ella — todo sin las complicaciones de tener un animal real. Si no se le prestaba suficiente atención, la criatura moría. Sin embargo, esta nueva versión va más allá: ahora el usuario puede no solo cuidar de su criatura digital, sino también… descargar su agresividad en ella.

Por fuera, Tamagotchi Torture Chamber se parece al clásico juguete electrónico con tres botones. Estos controlan el conjunto habitual de interacciones: alimentación, juegos y limpieza. Todas estas acciones afectan a los parámetros clave de la criatura virtual: peso, felicidad y nivel de saciedad. Por ejemplo, la comida aumenta la saciedad y el bienestar general, pero también incrementa el peso. Si este se vuelve crítico — la mascota muere.

Negarse a cuidar al ser virtual también conduce a un desenlace trágico. Si el dueño ignora las necesidades de la criatura, en la pantalla aparece una lápida con la inscripción «RIP», un recordatorio directo de lo que provoca la indiferencia.

Sin embargo, la muerte de la mascota no significa el final del juego. Con solo pulsar un botón se puede crear una nueva y empezar de nuevo.

Pero ahí terminan las similitudes con el clásico Tamagotchi. En lugar de un personaje estático, aquí se utiliza un modelo físico flexible, que permite que la criatura virtual literalmente «se deforme» al ser golpeada. Su estructura recuerda un armazón elástico formado por puntos conectados, y una presión interna mantiene su forma, impidiendo que se deshaga por completo.

El juguete es sensible al movimiento: basta con sacudir el dispositivo o lanzarlo contra una superficie, y el personaje en pantalla reacciona dolorosamente a lo que ocurre, chocando contra las paredes de su espacio virtual. Cuanto más fuerte sea el impacto, más rápido se deteriora su estado.

Por un lado, todo esto parece una parodia divertida del concepto clásico que todos conocemos. Por otro, obliga a replantearse la naturaleza misma de los juegos interactivos y lo fácil que es que adquieran un matiz oscuro, solo con modificar un poco las reglas.

Los detalles técnicos del proyecto se describen en detalle en GitHub. Allí, los autores explican el modelo físico de deformación, los principios para mantener la forma de la criatura y los algoritmos que determinan su interacción con las paredes virtuales.

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