Los jóvenes empleados cobraban por su trabajo sin entrar en los detalles de la operación.
La ciberpolicía de Tailandia, junto con el operador local AIS, llevó a cabo la operación a gran escala «KHAO SAN», durante la cual fueron detenidos dos jóvenes ciudadanos del país que ejecutaban las órdenes de una banda criminal china. Usaban un automóvil con equipo camuflado para enviar masivamente SMS falsos que contenían enlaces a sitios de phishing. La acción fue la continuación de una investigación tras una detención similar ocurrida anteriormente en agosto.
Según la policía, los delincuentes instalaban en el vehículo un conjunto formado por la llamada estación base falsa (False Base Station), enrutadores y antenas, conectados a una planta eléctrica móvil. El equipo estaba escondido dentro y fuera del coche de modo que, a simple vista, parecía elementos decorativos. La tecnología permitía enviar mensajes en tiempo real que se hacían pasar por notificaciones oficiales y redirigir a las víctimas a páginas de estafa.
Al momento de la detención, los sospechosos —hombres de 25 y 23 años— se encontraban en un Suzuki Ertiga que circulaba por las concurridas calles de Bangkok. Los agentes destacaron que, incluso durante la vigilancia, los teléfonos de los operativos seguían recibiendo nuevos SMS con enlaces maliciosos. Dentro del coche, junto con el equipo, también se detectó un repetidor Wi‑Fi que funcionaba de forma sincronizada con la estación base.
La investigación estableció que uno de los detenidos recibió una oferta de trabajo de un ciudadano de Camboya vinculado a un coordinador chino. Al principio le pidieron acompañar al extranjero por la ciudad; luego le enviaron un paquete con el equipo y las instrucciones de montaje. El sistema se gestionaba mediante una aplicación especial para el envío masivo de mensajes. Los jóvenes cobraban por cada día de trabajo y los gastos de alquiler de los vehículos los cubría el organizador desde China. Las rutas incluían zonas concurridas de la capital —la calle Khaosan, Chinatown, Thonglor, Huai Khwang y otros lugares con gran afluencia de gente.
La policía presentó cargos por varios delitos, entre ellos el uso ilegal de frecuencias de radio, la organización de una estación de telecomunicaciones no autorizada, intento de fraude y la introducción de datos falsos en sistemas informáticos. Además, a los detenidos se les imputó participación en una organización criminal.
La investigación continúa: las autoridades tailandesas intentan determinar si este episodio está relacionado con casos anteriores y si existe una red única dirigida por el mismo organizador chino. La policía pretende llegar a los encargados extranjeros y localizar a todos los participantes del fraude para frenar futuros intentos de ataques similares.