Al estilo de El Chapo: las autoridades encuentran un nuevo modo de silenciar a quienes les estorban

Al estilo de El Chapo: las autoridades encuentran un nuevo modo de silenciar a quienes les estorban

La policía convirtió los teléfonos inteligentes de los directores en escuchas permanentes.

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Dos documentalistas kenianos quedaron bajo la vigilancia de los servicios de inteligencia por su trabajo en una película sobre las protestas juveniles. Investigadores de forense digital afirmaron que en sus teléfonos se instaló software de espionaje FlexiSPY mientras los dispositivos estaban en manos de la policía.

Brian Adagala y Nicholas Wambugu fueron detenidos el 2 de mayo acusados de difundir información falsa, pero quedaron en libertad al día siguiente. Sin embargo, sus dispositivos móviles quedaron en manos de las autoridades y fueron devueltos solo el 10 de julio. Según el abogado Yan Mutiso, fue durante ese periodo cuando se instaló el programa de vigilancia en los dispositivos.

La pericia contó con la ayuda de especialistas de Citizen Lab, que confirmaron la infección. Se señala que FlexiSPY se vende en el mercado comercial y se detecta con más facilidad que las costosas herramientas utilizadas por los estados. No obstante, en cuanto a capacidades el programa es comparable: puede interceptar llamadas, rastrear la ubicación, activar el micrófono para escuchar, copiar fotografías, correos electrónicos y mensajes.

Los desarrolladores de FlexiSPY lo anuncian como una herramienta para padres y empleadores que permite «saberlo todo» sobre las acciones del propietario del dispositivo. Sin embargo, ese mismo producto ya formó parte de investigaciones importantes. En particular, fue a través de FlexiSPY que el narcotraficante mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán vigiló a sus parejas, y los mensajes extraídos de la aplicación luego ayudaron al FBI a formular cargos en su contra.

Adagala y Wambugu no fueron finalmente imputados penalmente, pero abogados y defensores de derechos humanos consideran su arresto y la intervención posterior en sus dispositivos personales como una presión sobre la libertad de expresión. Su película «The People Shall» está dedicada a la lucha de la juventud keniana por cambios democráticos, lo que evidentemente no agradó a las autoridades en un contexto de control creciente sobre la oposición y las protestas.

La embajada de Kenia se negó a comentar de inmediato las conclusiones de los especialistas. Mientras tanto, los propios realizadores califican lo ocurrido de absurdo: el Estado, según ellos, utiliza herramientas que antes empleaban jefes del crimen, solo que ahora —contra periodistas y cineastas.

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