Fraude a escala nacional: los ciberdelincuentes convierten países enteros en sus oficinas criminales

Fraude a escala nacional: los ciberdelincuentes convierten países enteros en sus oficinas criminales

Un hotel en Timor pone en jaque la seguridad regional más que un ejército.

image

La ONU advirtió sobre una nueva tendencia en la actividad de las redes criminales. Según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el distrito administrativo especial Oecusse-Ambeno en Timor-Leste (Timor Oriental) se detectaron indicios de centros de estafa: en uno de los hoteles las autoridades encontraron tarjetas SIM y equipos para internet satelital. La investigación mostró la relación de los materiales hallados con empresas vinculadas a delincuentes cibernéticos condenados, operadores de juegos de azar ilegales y redes asociadas a las tríadas. Timor Oriental, que se convirtió en un Estado independiente apenas en 2002 y tiene un PIB inferior a 2.000 millones de dólares, se encuentra entre los nuevos objetivos de estas estructuras.

Según la ONU, la razón de este desplazamiento radica en que los puntos tradicionales de actividad en el Sudeste Asiático han sido sometidos a una seria presión por parte de la policía y los servicios de inteligencia. El aumento del control complicó la vida de los estafadores en Camboya, Myanmar y otros países de la región, y ahora buscan nuevos territorios donde no exista experiencia para contrarrestar estos esquemas. Timor Oriental encaja en ese perfil: el país tiene recursos limitados para el control y la supervisión, por lo que los sindicatos criminales tratan de establecerse allí, enmascarando su actividad como inversiones legales. Para ello usan empresas pantalla, intermediarios profesionales y múltiples pasaportes, lo que permite fusionar negocios en la sombra con la economía formal.

La alerta de la ONU llegó apenas tres días después de que el Departamento del Tesoro de EE. UU. anunciara la imposición de nuevas sanciones contra centros de ciberfraude en Myanmar y Camboya. Las autoridades estadounidenses afirmaron que en Myanmar esos campamentos operan bajo la protección del Ejército Nacional Karen, un grupo armado vinculado a la junta militar. Gracias a esa protección, dos personas —She Zhijiang y Saw Chit Thu— lograron convertir una pequeña aldea en la ribera del río Moi en una ciudad turística construida específicamente para los juegos de azar, el narcotráfico, la prostitución y los esquemas de estafa dirigidos, entre otros, a ciudadanos de Estados Unidos. El departamento subrayó de forma expresa que Zhijiang es el fundador y principal accionista del complejo Yatai New City.

En cuanto a Camboya, el Departamento del Tesoro indicó que los centros sancionados se crearon inicialmente como casinos por grupos criminales chinos. Sin embargo, más tarde resultaron mucho más rentables como plataformas para fraudes de inversión con criptomonedas, por lo que el perfil de su actividad cambió rápidamente. La imposición de sanciones implica el bloqueo de cualquier activo y propiedad de las personas y empresas mencionadas en territorio estadounidense, así como la prohibición para las organizaciones estadounidenses de hacer negocios con ellas.

La situación en Timor Oriental resulta especialmente preocupante en el contexto del ingreso previsto del país en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Los expertos señalan que, si no se logra detener la penetración de los centros de estafa, las consecuencias podrían afectar no solo a la seguridad interna de la joven república, sino también a la estabilidad de toda la región. El desarrollo de los acontecimientos en Oecusse-Ambeno demuestra que las estructuras del crimen transnacional se adaptan con flexibilidad a la presión y trasladan su actividad a lugares donde el nivel de preparación para contrarrestarlas es mínimo.

¿Tu Wi-Fi doméstico es una fortaleza o una casa de cartón?

Descubre cómo construir una muralla impenetrable