Asteroide más pequeño que un autobús pero más rápido que una bala: la sonda Hayabusa2 se prepara para la misión del siglo

Asteroide más pequeño que un autobús pero más rápido que una bala: la sonda Hayabusa2 se prepara para la misión del siglo

Por primera vez, una sonda deberá capturar un asteroide tan minúsculo.

image

Astrónomos precisaron las características del asteroide 1998 KY26 — futuro objetivo de la sonda japonesa Hayabusa2. Nuevas observaciones mostraron que el cuerpo celeste es mucho más pequeño de lo que se creía antes y gira casi el doble de rápido. Estos datos cambian la visión de la misión próxima y la convierten en una de las más complejas en la historia del estudio de los pequeños cuerpos del Sistema Solar.

Un grupo de investigadores dirigido por Toni Santana-Ros de la Universidad de Alicante utilizó una red de observatorios en todo el mundo, incluido el mayor telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral en Chile. Los resultados obtenidos mostraron que el diámetro de KY26 es de solo 11 metros — casi tres veces menor que las estimaciones anteriores, que indicaban 30 metros. Además, el asteroide completa una rotación sobre su eje en apenas cinco minutos, y no en diez como se suponía. Según Santana-Ros, «el objeto resultó ser completamente distinto a como se había descrito antes».

Estas nuevas cifras afectan directamente al futuro de la misión. A diferencia del asteroide Ryugu, que Hayabusa2 visitó en 2018 y cuyo diámetro alcanza los 900 metros, el objetivo de la siguiente etapa es en sentido literal comparable en tamaño con la propia nave espacial. Intentar alcanzar órbita alrededor de un cuerpo tan pequeño y, mucho más aún, realizar un aterrizaje se convierte en un desafío serio. El astrónomo del Observatorio Europeo Austral Olivier Eno señaló que un objeto tan rápido y minúsculo hace la tarea tanto más interesante como más arriesgada.

Observar KY26 desde la Tierra fue extremadamente difícil. El asteroide es demasiado tenue y pequeño, por lo que para obtener datos fiables los científicos tuvieron que esperar a que pasara lo bastante cerca de la Tierra. Solo en esos momentos instrumentos potentes como el VLT son capaces de registrar su brillo y su periodo de rotación.

Las características de la superficie siguen siendo objeto de discusión. El análisis mostró que el asteroide refleja la luz más de lo esperado. Es posible que sea un bloque rocoso monolítico, pero no se puede descartar la hipótesis de una «masa de escombros» donde las partículas se mantienen por una débil atracción gravitatoria. Hasta ahora los astrónomos nunca han estudiado directamente asteroides de escala tan pequeña, por lo que el próximo encuentro promete numerosos descubrimientos.

La importancia del trabajo va más allá de una sola misión. Según Santana-Ros, la posibilidad de caracterizar un objeto comparable en tamaño con la propia nave de investigación demuestra que los métodos modernos permiten recopilar datos sobre otros cuerpos diminutos. Esto abre perspectivas no solo para la ciencia fundamental, sino también para aplicaciones prácticas: futuras misiones de extracción de recursos en asteroides.

Una importancia adicional la tiene la cuestión de la defensa planetaria. Eno subrayó que el estudio de asteroides pequeños ayuda a prepararse para posibles amenazas. Objetos de decenas de metros pueden representar un peligro en caso de colisión con la Tierra. Basta recordar la caída del meteorito en la región de Cheliábinsk en 2013: sus dimensiones solo superaban ligeramente las de KY26.

En 2031 Hayabusa2 debe acercarse a un nuevo objeto y por primera vez en la historia intentar estudiar un asteroide de una escala tan modesta. Nadie puede predecir cómo terminará este experimento, y precisamente eso es lo que hace que la misión sea especialmente valiosa para la ciencia.


¿Estás cansado de que Internet sepa todo sobre ti?

¡Únete a nosotros y hazte invisible!