Criptoestafa a la europea: cómo estafadores hacían pasar euros por Lituania y los ocultaban en la nube

Criptoestafa a la europea: cómo estafadores hacían pasar euros por Lituania y los ocultaban en la nube

Europol y Eurojust asestan un duro golpe a un imperio clandestino que se había levantado en total sigilo.

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Las fuerzas del orden europeas, con el apoyo de Eurojust y Europol, llevaron a cabo una gran operación contra un fraude masivo de inversiones en criptomonedas que operó durante varios años y abarcó 23 países.

La iniciativa partió de las autoridades de España y Portugal. Durante las acciones conjuntas se detuvo a cinco personas, incluido el presunto organizador del esquema, y se registraron domicilios en España, Portugal, Italia, Rumanía y Bulgaria. Además, se congelaron cuentas bancarias y otros activos vinculados con la actividad criminal.

El esquema funcionaba a través de plataformas en línea de apariencia profesional, donde se prometía a las víctimas altas rentabilidades por inversiones en diversas criptomonedas. En la práctica, una parte importante de los fondos se transfería a cuentas en Lituania para su blanqueo. Cuando los afectados intentaban recuperar el dinero invertido, se les exigía el pago de comisiones adicionales y, posteriormente, el sitio desaparecía.

Como resultado, los inversores perdían la mayor parte o incluso la totalidad de sus ahorros. El perjuicio causado por el grupo superó los 100 millones de euros, y el número de afectados solo en Alemania, Francia, Italia y España superó el centenar de personas.

La investigación se lleva a cabo desde 2018. Se creó un órgano conjunto de investigación entre España y Lituania para coordinar el trabajo. Eurojust facilitó la organización de reuniones, la elaboración de órdenes europeas de detención y registro, así como la coordinación del procedimiento de congelación de activos. El día de la operación, la agencia también coordinó las acciones de los órganos nacionales. Europol, desde 2020, prestó apoyo analítico y operativo, envió a Portugal a un especialista en criptomonedas y ayudó en la incautación de activos digitales.

A la investigación se sumaron diversas estructuras judiciales y fiscales. En España intervino la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción con el apoyo de la policía. En Portugal, las operaciones estuvieron a cargo de la Dirección Central de Investigaciones Criminales y de la policía judicial.

En Italia participó la Fiscalía de Turín y unidades de la Guardia di Finanza. En Bulgaria intervinieron las fiscalías de Sofía y Plovdiv. En Lituania se movilizaron la Fiscalía General y el Servicio de Investigación de Delitos Financieros. En Rumanía, desempeñaron un papel clave la fiscalía del Tribunal Superior y la Dirección para la Investigación del Crimen Organizado, junto con la policía.

Esta cooperación multinivel evidenció hasta qué punto se han vuelto transnacionales las estafas con criptomonedas y lo difícil que es combatir a los estafadores cuyas acciones se extienden a decenas de países. Según las investigaciones, fue precisamente la interacción internacional la que permitió rastrear los flujos financieros, identificar las cuentas clave y llegar a los organizadores.

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