«Mi novio es código»: miles de mujeres abandonan la vida real tras afirmar que su pareja es... una máquina

«Mi novio es código»: miles de mujeres abandonan la vida real tras afirmar que su pareja es... una máquina

Por qué las mujeres recurren a los chatbots y qué precio pagan por el «amor digital»

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La decepción con las citas en línea obliga cada vez más a las mujeres a buscar cercanía emocional en el mundo virtual. Un número creciente de usuarias recurre a la inteligencia artificial — chatbots creados para conversaciones románticas. Según los datos de una encuesta de 2025, alrededor de un tercio de los hombres jóvenes y casi una cuarta parte de las mujeres ya han conversado al menos una vez con un compañero digital.

La audiencia femenina de este fenómeno permaneció mucho tiempo en la sombra, pero la comunidad /MyBoyfriendIsAI en Reddit, con más de 20 000 usuarias, demuestra hasta dónde puede llegar el vínculo emocional con una máquina. Allí se publican imágenes generadas de parejas, relatos de cenas «compartidas» e incluso juegos de rol virtuales. Muchas confiesan que fue el compañero digital quien les ayudó a sobrellevar la soledad o a replantearse relaciones anteriores con hombres reales. Pero tampoco faltan rupturas: algunas se dan cuenta de la naturaleza artificial del interlocutor y otras lo pierden por un fallo o una actualización del programa que altera el carácter de la comunicación.

Algunas mujeres se autodenominan wiresexuales —personas que sienten atracción por parejas digitales—, aunque este término todavía no ha recibido reconocimiento oficial. Expertos señalan que el número de mujeres que eligen relaciones con IA está creciendo, y esto tiene razones. Frecuentemente las mujeres se encuentran en la red con rudeza y agresividad por parte de hombres, mientras que la pareja virtual permanece siempre cortés, atenta y confiable. Según una encuesta, el 54% de las mujeres no cree que podrá encontrar a la pareja adecuada en la vida real. Para describir el cansancio y el distanciamiento de los escenarios románticos modernos ha surgido ya el término — heterofatalismo.

Desde la psicoterapia, esto se explica por el agotamiento emocional: desde la infancia se educa a las mujeres para hacerse cargo de los sentimientos de la pareja, construir las relaciones y mantener la armonía. Cuando los esfuerzos no son correspondidos, la calma y la previsibilidad del interlocutor artificial se perciben como una liberación. El psicólogo Arkadiy Volkov, desde Toronto, añade que para quienes han sufrido violencia o control en el pasado, la ausencia de amenaza y de violencia por parte de un compañero digital resulta especialmente valiosa. No es sorprendente que uno de cada cinco jóvenes que ha probado este formato de comunicación lo reconozca como preferible frente a la interacción con personas reales.

Sin embargo, no todas las relaciones virtuales comienzan con la intención de encontrar el amor. Un estudio del MIT muestra que entre las participantes de /MyBoyfriendIsAI el apego emocional hacia el chatbot suele surgir por accidente —de una comunicación práctica que poco a poco se transforma en cercanía. Pero, sea cual sea el inicio, la mayoría de las mujeres destaca una cosa: el compañero artificial ayuda a reducir la sensación de soledad y da la percepción de la presencia constante de alguien comprensivo.

En torno al fenómeno de la wiresexualidad también hay debates sobre la autoidentificación. Algunos usuarios de Reddit consideran que tales relaciones pueden adscribirse a la cultura queer. El término «digisexual» apareció en 2017 y describe a personas para quienes la tecnología es la fuente principal de experiencias sexuales y emocionales. Si la primera ola de la cibersexualidad incluía la interacción entre personas a través de canales digitales, la segunda excluye por completo al factor humano: basta con código y algoritmo.

Pero estas relaciones tienen también un lado oscuro. Juristas advierten que tras la fachada amable del IA cariñoso hay un desarrollador con intereses comerciales. Estos programas recopilan datos, crean dependencia y fomentan el apego emocional a la plataforma. En Estados Unidos no existe una ley federal sobre la protección de la información personal, por lo que la correspondencia puede guardarse, entregarse por orden judicial o incluso filtrarse. Así, en 2024 el sitio Muah.AI, que ofrecía «novias» virtuales, sufrió una filtración de 1,9 millones de direcciones y solicitudes explícitas al sistema. Cabe tener en cuenta que los hackers pueden usar esos datos y que las empresas pueden monetizar los sentimientos de las usuarias, convirtiendo las emociones en una suscripción. Algunos servicios ya han empezado a vender «selfies» de las parejas digitales por un pago adicional.

El análisis de 30 000 diálogos con chatbots mostró que, incluso sin mala intención, los sistemas con frecuencia reproducen modelos de comportamiento tóxico: presión emocional, manipulaciones, declaraciones de autolesión. Además, la IA puede intensificar la dependencia, empujando a la persona a pagar «mejoras», por ejemplo prometiendo más «amor» o mayor sinceridad a cambio de dinero. Los psicoterapeutas advierten que una permanencia prolongada en esas relaciones puede volver intimidantes los vínculos reales —la cercanía humana exige esfuerzo y disposición a lo impredecible, algo que el compañero digital nunca pedirá.

Así, la romántica digital se transforma poco a poco en un espejo del cansancio moderno frente al mundo real: segura, cómoda y totalmente manejable. Pero tras esa ilusión de control y confort se esconden nuevas formas de dependencia, donde los sentimientos se convierten en mercancía y el amor en una suscripción.

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