La Fuerza Aérea y empresas privadas prueban sistemas para interceptar drones sobre bases militares
El Mando Norte de Estados Unidos (NORTHCOM) informó sobre el aumento del número de vehículos aéreos no tripulados que violan el espacio aéreo sobre bases militares. Según la agencia, esos incidentes ocurren a diario y representan una seria amenaza para la seguridad y la gestión del espacio aéreo.
Para contrarrestar esta amenaza, NORTHCOM realiza cada año los ejercicios Falcon Peak, durante los cuales se prueban los sistemas de detección, seguimiento e intercepción de drones en el territorio de Estados Unidos.
El mando señala que el número de intrusiones registradas en 2024–2025 aumentó un 82% en comparación con el periodo anterior. Entre los aparatos hay principalmente drones civiles, aunque algunos suscitan sospechas de actividades de reconocimiento. Uno de esos casos está relacionado con un ciudadano chino detenido en la base Vandenberg de la Fuerza Espacial de Estados Unidos.
Las bases militares no pueden simplemente derribar drones: las normas de la Administración Federal de Aviación (FAA) prohíben el uso de armas o medios de supresión en el espacio aéreo civil. La excepción aplica solo a un número limitado de instalaciones, por ejemplo, las nucleares o las de operaciones especiales.
Además, la mayoría de los sistemas de guerra electrónica pueden interferir con las comunicaciones civiles o suponer un riesgo para terceros. Como resultado se crea una «zona gris» legal: los drones cruzan los límites, pero las bases a menudo no tienen derecho legal para responder.
Los recientes ejercicios Falcon Peak 2025, celebrados en la base aérea Eglin en Florida, reunieron a unidades del Departamento de Defensa de Estados Unidos y a empresas privadas de defensa. Según el medio Breaking Defense, los militares ensayaron cientos de escenarios de ataques reales para evaluar la eficacia de los sistemas de defensa sin poner en riesgo la aviación civil.
Las etapas principales de respuesta incluyeron la detección, el seguimiento y la neutralización de drones. Entre las tecnologías presentadas está el interceptor Anvil de Anduril Industries, capaz de embestir drones hostiles, así como el sistema noruego Squarehead Technology Discovair, que emplea sensores acústicos para «escuchar» a los objetivos.
También se mostró la cámara Thalrix Sentinel, que proporciona vigilancia visual las 24 horas y reconocimiento de drones sin necesidad de GPS ni señal de radio. Estas soluciones combinan métodos ópticos, infrarrojos y acústicos, lo que aumenta la precisión y reduce el riesgo de falsas alarmas.
Los medios no cinéticos, como el bloqueo de señales o el pirateo, no siempre son efectivos contra sistemas autónomos. Y el uso de armamento cerca de zonas urbanas sigue siendo demasiado peligroso. Por eso NORTHCOM apuesta por soluciones cinéticas de bajo daño colateral: interceptores, redes y conjuntos de acción rápida como Paladin, desarrollado por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL).
El problema también persiste a nivel legislativo. El Pentágono solicitó al Congreso ampliar las facultades para destruir drones sobre instalaciones militares. El Senado ya está considerando incluir estas disposiciones en el presupuesto de defensa.
Para la respuesta operativa, NORTHCOM ha creado paquetes móviles antidrone con un coste de hasta 12 millones de dólares. Cada uno incluye varios interceptores Anvil y sistemas auxiliares, capaces de desplegarse en un plazo de 24 horas. Está previsto contar con tres de esos equipos: para la costa Este, la costa Oeste y Alaska.