«Colonizadores digitales»: cómo Google y Microsoft se apropian en silencio de los recursos de naciones enteras

«Colonizadores digitales»: cómo Google y Microsoft se apropian en silencio de los recursos de naciones enteras

Gobiernos entregan exenciones y terrenos a empresas mientras sus ciudadanos se quedan sin agua ni electricidad.

image

Ante el rápido desarrollo de la inteligencia artificial generativa, las mayores empresas del mundo han comenzado una construcción a gran escala de centros de datos en todo el mundo. Si antes el principal campo para esas inversiones eran Estados Unidos, ahora surgen grandes instalaciones en todo el planeta — desde América Latina hasta el sudeste asiático. Y aunque las autoridades de muchos países fomentan activamente ese proceso, ofreciendo a las corporaciones terrenos, exenciones fiscales y recursos, las consecuencias locales se vuelven cada vez más perceptibles.

Según Synergy Research Group, hasta finales de junio alrededor del 60% de los mayores centros de datos del mundo se encontraban fuera de EE. UU. — de 1244 instalaciones. Al menos 575 más están en construcción o planeadas. Entre las empresas que desarrollan esta infraestructura figuran Tencent, Meta, Alibaba y otras. Sin embargo, la infraestructura necesaria para soportar los cálculos a nivel de IA requiere un consumo colosal de energía y un enfriamiento por agua intensivo, lo que en varios países provoca graves problemas locales.

Por ejemplo, en Irlanda ya más de una quinta parte de toda la electricidad se destina a las necesidades de los centros de datos. En Chile aumenta el riesgo de agotamiento de los acuíferos de agua dulce. El sistema energético de Sudáfrica, que desde hace tiempo sufre cortes, quedó sometido a aún más presión. Se reciben quejas similares de India, Reino Unido, México, Singapur, España, Malasia, Países Bajos y Brasil — en todos los lugares donde se despliega la nueva construcción digital.

Una de las principales razones de preocupación sigue siendo la falta de transparencia por parte de las empresas tecnológicas. Google, Amazon, Microsoft y sus competidores a menudo realizan la construcción mediante intermediarios, sin revelar la magnitud de los recursos consumidos ni señalar una presencia directa en la región. Esa opacidad agrava el conflicto de intereses entre las ambiciones tecnológicas globales y las necesidades de las comunidades locales.

No obstante, pese al descontento de la población y a las críticas de los ecologistas, los gobiernos de muchos países siguen otorgando preferencias a los gigantes de la IA. El deseo de asegurarse una posición en la carrera global por el liderazgo tecnológico a menudo prima sobre la necesidad de una regulación y control estrictos.

Si la carrera por la potencia de cálculo continúa desarrollándose al mismo ritmo y con el mismo nivel de secretismo, esto podría conducir a colapsos energéticos, a una agravación del déficit hídrico y a un conflicto cada vez mayor entre las corporaciones globales y las comunidades locales, ante hechos consumados.

Tu privacidad está muriendo lentamente, pero nosotros podemos salvarla

¡Únete a nosotros!