Anomalías en la red de un gigante mundial ponen en entredicho las estadísticas mundiales de internet.

Analistas que estudian la infraestructura de internet notaron cómo Starlink distribuye sus direcciones IP. La verificación mostró: en los datos del proveedor satelital hay discrepancias notables — desde cambios inexplicables en el tamaño de los bloques de direcciones hasta errores en la determinación de la ubicación de los usuarios.
El especialista de Internet Society Doug Madory analizó en detalle el archivo abierto de Starlink, donde la empresa indica qué direcciones IP y en qué regiones utiliza. Este documento se actualiza desde 2022, y durante ese tiempo el volumen de rangos de red asignados a Starlink ha crecido varias veces. Si hace tres años la empresa reportaba 592 bloques IPv4 de tipo /24 (de 256 direcciones cada uno), para mediados de 2025 eran 1.379, sin contar cientos de rangos menores. En conjunto son más de 350 000 direcciones IPv4 únicas.
Sin embargo, en comparación con IPv4, el espacio IPv6 de Starlink parece gigantesco. Todo el sistema IPv6 teóricamente incluye 2¹²⁸ direcciones — esto es más de 3,4×10^38 direcciones. En abril de 2022 Starlink declaró usar 61 bloques /36, lo que equivale aproximadamente a cinco sextillones de direcciones. En julio de 2025 en la base ya figuraban 383 bloques /40, 24 bloques /41 y 205 bloques /42. Cada uno de ellos incluye trillones de trillones de direcciones posibles. Ese otoño Madory observó la aparición de otros 86 nuevos bloques /40. En total son más de 150 sextillones de direcciones IPv6, aunque eso incluso es menos de lo registrado anteriormente.
En la práctica no es posible usar todo ese rango. El enorme espacio se crea para facilitar la asignación de redes y la reserva, pero en la práctica solo se utiliza una pequeña parte. No obstante, el volumen de direcciones muestra lo rápido que crece la infraestructura de Starlink y cómo la empresa amplía su presencia en todo el mundo.
El científico principal del centro Asia-Pacífico de APNIC, Geoff Huston, también examinó los datos de geolocalización de Starlink y encontró numerosas anomalías. Según él, determinar con precisión dónde se encuentran las direcciones IP es importante para investigar ciberataques y rastrear violaciones de derechos de autor, que a menudo se regulan por países. Pero los métodos habituales de geolocalización funcionan mal con redes satelitales distribuidas.
El error más destacado está en los datos de Yemen. La base de Starlink muestra que alrededor de seis millones de usuarios de internet de ese país se conectan a la red a través de los satélites de Musk, aunque el número total de usuarios en Yemen no supera los diez millones. Huston supuso que parte de esas conexiones pertenecen a buques que transitan la costa hacia el canal de Suez y que usan Starlink en la ruta. Pero aun así las cifras no coinciden: por el canal pasan no más de sesenta buques al día, por lo que la fuente de la discrepancia está en otra parte.
La segunda hipótesis del investigador parece más plausible: algunos intermediarios pueden registrar el equipo de Starlink en países donde la empresa tiene permiso oficial y luego enviar esos equipos a regiones vecinas donde el servicio no está disponible oficialmente. Así, terminales registrados en Yemen pueden funcionar, por ejemplo, en Arabia Saudita.
Errores similares se encuentran en otros lugares. Por ejemplo, según la base de Starlink en la pequeña isla francesa de Saint-Barthélemy se han registrado más de seis mil terminales activos con una población de solo nueve mil personas. Huston explicó que no todas las bases de datos distinguen correctamente entre Saint-Barthélemy y la vecina Guadalupe, por lo que las estadísticas "mezclan" las conexiones de ambas territorios.
Debido a las inexactitudes, el investigador decidió excluir los datos de Starlink correspondientes a veinte países y marcarlos como "no clasificados". Según él, este enfoque permite evitar distorsiones al calcular las estadísticas nacionales de internet y refleja con más precisión la distribución real de las redes satelitales, que cada vez más están cambiando la estructura del acceso global a la red.