Un hallazgo confirma que rasgos antes considerados exclusivos del ser humano también se dan en otras especies.

Los chimpancés poseen la capacidad de razonamiento, antes considerada exclusivamente humana. Un nuevo estudio, realizado en el refugio Ngamba Island en Uganda, mostró que los grandes simios son capaces de revisar sus creencias cuando aparece información nueva. Este proceso —uno de los principales indicadores del pensamiento lógico— hasta ahora se consideraba inaccesible para animales que no manejan el lenguaje.
En una serie de cinco experimentos, los investigadores evaluaron cómo los chimpancés procesan y comparan distintos tipos de pruebas. En una de las pruebas, a los primates se les ofrecía elegir entre dos cajas con una golosina; en una había sólo una pista indirecta —el sonido al agitarla— y en la otra se veía directamente la golosina. Independientemente del orden de presentación, los chimpancés daban preferencia de forma constante a la información más fiable.
Otra fase añadió una tercera opción: una caja vacía. Incluso después de retirar el contenedor con la señal evidente, los primates seguían eligiendo aquella que presentaba al menos una pista débil, ignorando la caja vacía. Luego se les pidió distinguir entre señales repetidas y nuevas: por ejemplo, si una caja se agitaba dos veces y luego se introducía comida, los animales reconocían la segunda acción como una evidencia nueva y tendían a revisar su elección.
La culminación fue un experimento en el que se socavó deliberadamente una prueba fuerte. Así, en la caja que antes se consideraba “fiable” por el contenido visible, en lugar de la golosina había una piedra. Esta situación redujo drásticamente la confianza de los chimpancés en la información inicial, y cambiaron de opinión sobre la localización de la comida. Ese comportamiento demostró la capacidad de analizar no sólo la fuerza de la evidencia, sino también su vulnerabilidad ante datos nuevos.
Según uno de los autores del estudio, resultó especialmente inesperado que los animales resolvieran con éxito tareas que exigían alta concentración. Los resultados cuestionan la idea de que el lenguaje es necesario para el análisis lógico y la revisión de creencias. Aunque los chimpancés no poseen habla, son capaces de sopesar de forma flexible las pruebas según su grado de persuasión.
Los científicos planean realizar experimentos análogos con otros primates, entre ellos macacos y monos capuchinos, así como con niños. En el futuro, el enfoque podría aplicarse a otras especies inteligentes, incluidos los cuervos o los pulpos, lo que permitiría comprender mejor el rango de manifestaciones de la racionalidad más allá de la especie humana.
Los autores subrayan que el pensamiento humano se distingue sobre todo por su componente social: las personas pueden discutir argumentos no solo entre sí, sino también a través de conocimientos transmitidos entre generaciones. Aun así, incluso los humanos con frecuencia se niegan a cambiar creencias frente a los hechos —un fenómeno conocido como resistencia a revisar las creencias.
En el contexto del reciente fallecimiento de Jane Goodall, quien desempeñó un papel clave en el reconocimiento de las capacidades intelectuales de los chimpancés, el nuevo estudio se convierte en una continuación de su labor. Confirma que muchos rasgos cognitivos considerados exclusivos de Homo sapiens, incluida la capacidad de razonamiento, en parte son propios también de otras especies.