Diseñadores, actores y redactores publicitarios ya no hacen falta: Meta presenta Advantage+, una plataforma que crea anuncios automáticamente en minutos.

Diseñadores, actores y redactores publicitarios ya no hacen falta: Meta presenta Advantage+, una plataforma que crea anuncios automáticamente en minutos.

La publicidad con IA ha aprendido a monetizar tus emociones mientras miras a desconocidos generados por IA.

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Los gigantes tecnológicos transforman cada vez más la inteligencia artificial en el motor de la publicidad digital. Los últimos experimentos de Ticketmaster en Facebook muestran claramente cómo este proceso pierde rápidamente la línea entre creatividad y automatización. La compañía comenzó a usar imágenes publicitarias generadas por redes neuronales, donde un conjunto de aficionados sin rasgos en distintos colores simboliza a los seguidores de un equipo concreto, y los textos se adaptan automáticamente a la geografía y los intereses del usuario. Es todavía un ejemplo crudo, pero ilustrativo, del nuevo modelo de promoción — cuando la publicidad se crea y selecciona mediante algoritmos en tiempo real, sin intervención humana.

En la base de este esquema está la tecnología de Meta, que reconfigura el ecosistema publicitario de las redes sociales en torno a dos ejes — el direccionamiento automatizado y la generación de contenido. Si antes las empresas gastaban en rodajes, sesiones fotográficas, selección de modelos y redactores, ahora les basta con fijar el objetivo, el presupuesto y el pago, tras lo cual el sistema crea por sí mismo decenas de variantes de anuncios. La inteligencia artificial analiza qué formulación o imagen funciona mejor y luego muestra las versiones exitosas precisamente a la audiencia con mayor probabilidad de responder.

La campaña de prueba de Ticketmaster con familias virtuales demuestra cómo este proceso se convierte en un flujo infinito de variaciones de anuncios de bajo costo. Los algoritmos generan plantillas con frases idénticas — «Nada se compara con el mar de oro. Vea el partido de Vanderbilt en vivo y en color» o «Nada se compara con el mar de rojo. Apoye a USC en el estadio». Solo cambia el color, la mención de la universidad y el conjunto de rostros en la imagen. En algunas imágenes los aficionados incluso aparecen de espaldas al campo — resultado de una generación automática que no comprende el contexto de la escena. Pero para las empresas esa precisión no es importante: el objetivo no es la expresividad, sino el volumen.

Ejemplos de anuncios generados (404 Media)

La razón es simple — el coste de ese tipo de contenido tiende a cero. La red neuronal crea miles de versiones en cuestión de minutos, sin necesidad de pagar el trabajo de diseñadores, actores o de licenciar logotipos. En la publicidad de Ticketmaster, por ejemplo, no hay simbología de los equipos ni estadios reales, lo que elimina costes legales. Todo se basa en asociaciones visuales: colores, emociones, la ilusión de multitud. Ese enfoque permite redirigir los recursos liberados no a la producción, sino a escalar las impresiones y probar cientos de variaciones.

El principal beneficio de esta tendencia recae en Meta, cuya infraestructura publicitaria vive ahora un segundo renacimiento. La compañía desarrolla la plataforma Advantage+, que automatiza todo el ciclo — desde la creación del visual hasta la selección del lugar de exposición. Este sistema utiliza el aprendizaje automático para generar versiones de anuncios para cada espectador concreto, ajustando fondo, texto e incluso música según el tono del mensaje publicitario. Meta afirma que en el tercer trimestre el número de empresas que usan al menos una función de generación de vídeo aumentó un 20%. En la plataforma se han añadido herramientas para crear animaciones, ampliar automáticamente los fotogramas y seleccionar, mediante redes neuronales, el acompañamiento sonoro acorde al sentido y la entonación del mensaje.

La directora financiera de Meta, Susan Lee, señala que ahora los anunciantes que lanzan campañas para vender aplicaciones o productos obtienen desde el inicio un proceso totalmente automatizado: el sistema determina por sí solo a quién mostrar el anuncio, dónde colocarlo y qué parámetros incrementarán la conversión. En ello ayuda el segundo proyecto de la compañía — Andromeda — que potencia Advantage+ y se encarga de la personalización en la fase de selección del anuncio. Esa arquitectura mejora la precisión de las impresiones y maximiza el retorno de la inversión mediante un aprendizaje continuo a partir de los datos de los usuarios.

Ejemplo de anuncio en el que la posición de los aficionados y del estadio está confundida (404 Media)

Precisamente sobre estas herramientas se sustenta hoy la rentabilidad de Meta. Aunque los productos públicos de la compañía en el ámbito del IA generativo — bots conversacionales o asistentes visuales — parecen poco convincentes frente a la competencia, sus algoritmos internos para anunciantes funcionan con mucha más eficacia. Ellos impulsan el aumento del gasto publicitario de las marcas y permiten a Meta mantener cifras récord de ingresos.

Todo ello conduce a la formación de un nuevo entorno publicitario, donde cada usuario ve un conjunto único de visuales creados especialmente para su perfil. Con el tiempo esa publicidad dejará de existir en la forma tradicional — en lugar de anuncios universales surgirán millones de combinaciones personalizadas de texto, vídeo y música, diseñadas para activar determinados desencadenantes psicológicos.

Ticketmaster, con sus «familias virtuales», fue solo el primer trazo hacia ese futuro. Ahora los algoritmos aún cometen errores y generan aficionados de espaldas al estadio, pero en pocos ciclos de desarrollo estos sistemas aprenderán a simular escenas reales, sincronizar emociones, usar voces semejantes a las de personas cercanas y ajustar las entonaciones al ánimo del día. En esa realidad la frontera entre publicidad y contenido desaparece, y la atención se convierte en el recurso principal que las máquinas aprenden a monetizar con una precisión nunca vista.

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