¿Un rival de Bitcoin? Google propone crear una nueva moneda respaldada por las leyes de la física

¿Un rival de Bitcoin? Google propone crear una nueva moneda respaldada por las leyes de la física

Token cuántico demuestra su autenticidad sin minería ni cadenas de bloques

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Durante más de diez años el mundo del dinero digital se ha basado en una idea. Es la cadena de bloques, un sistema complejo de registros distribuidos en el que el código y las matemáticas impiden falsificar un registro y gastar la misma moneda dos veces. Cambió la concepción de cómo puede funcionar la escasez en el entorno digital.

Ahora en Google estudian una variante que no se apoya en la cadena de bloques. El dinero en ella se protege no por una cadena de registros, sino por leyes de la física. Se trata de las llamadas monedas cuánticas. Este enfoque intenta resolver la misma tarea por la que se ideó la cadena de bloques, pero de otra manera.

El estudio se titula Fichas cuánticas anónimas con verificación clásica. Lo realizaron especialistas de Google Quantum AI junto con científicos de la Universidad de Texas en Austin y de la Academia de Ciencias de la República Checa. Desarrollan una idea que los físicos discuten desde hace varias décadas: la idea de una moneda que no se puede falsificar porque lo impiden los efectos cuánticos. En ese sistema el dinero no es solo un registro en un libro mayor, sino un objeto cuántico único. Su autenticidad está, por así decirlo, cosida a la propia estructura de la realidad.

El foco principal está en un principio cuántico denominado teorema de no clonación. Afirma que es imposible hacer una copia exacta e independiente de un estado cuántico desconocido. Los datos digitales corrientes se pueden copiar indefinidamente. Un estado cuántico no. El investigador de Google Dar Gilboa lo explica así: si tuviera un billete de 1 dólar que en realidad fuera un estado cuántico, por las propias leyes de la mecánica cuántica sería prácticamente imposible copiarlo. Condicionalmente se podría intentar, pero la probabilidad de éxito sería muy baja. En ese modelo la falsificación no es solo difícil, como en Bitcoin, sino físicamente imposible.

De esto surge lo más interesante para la industria de la cadena de bloques. Hoy la cadena de bloques se necesita para evitar el doble gasto sin un único centro. La red mantiene un gran libro común que todos consultan. Las monedas cuánticas resuelven la misma tarea de forma más sencilla. Si el propio token está diseñado de manera que no se pueda clonar y gastar dos veces, entonces ya no se requiere un libro contable mundial distribuido. No es necesario sostener un mecanismo de consenso y validación que consuma mucha energía. La verificación deja de ser un proceso en red y pasa a ser física.

Hay una aclaración importante. Las monedas cuánticas en este formato no tratan sobre descentralización. Gilboa lo subraya. Según él, no resuelven la misma cuestión social que las criptomonedas. En el modelo descrito sigue existiendo un emisor de confianza, por ejemplo un banco, que emite los tokens cuánticos. Pero luego la física impide que ese emisor abuse de sus poderes. El esquema prevé una verificación en la que los usuarios pueden unirse y ejecutar la llamada prueba de intercambio (swap test) para sus tokens. Si los tokens difieren, significa que el emisor marcó el dinero e intenta vigilar las transacciones. Eso se detecta de inmediato. Es decir, el sistema es a la vez centralizado y privado para los usuarios.

Los autores reconocen honestamente que falta mucho para una aplicación práctica. Se necesita una computadora cuántica tolerante a fallos de gran escala, se necesita comunicación cuántica, y eso es todo un conjunto de desafíos de ingeniería complejos. Ahora esto es teoría. Pero el propio trabajo muestra algo importante. La cadena de bloques, que se consideraba la única forma fiable de proteger el valor digital, en realidad no es la única opción. En el futuro, el registro de transacciones podría no tener que dispersarse entre miles de nodos, sino basarse en las propias limitaciones físicas.

Gilboa lo formula así: es una herramienta increíblemente poderosa. Con ella se pueden hacer cosas que hoy parecen fantásticas. El riesgo es alto, pero también la posible recompensa. Por eso esa línea de investigación atrae tanto a los investigadores.

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