Científicos cuantifican por primera vez cuánto vacían los juegos los bolsillos de los adictos.

Una investigación de científicos de la Universidad de Queensland mostró que los adultos propensos a desarrollar la adicción a los videojuegos gastan con mucha más frecuencia sumas excesivas en compras dentro del juego debido a técnicas cada vez más sofisticadas de monetización empleadas en la industria de los videojuegos.
El análisis de los datos de la Encuesta Internacional sobre los Juegos de 2022, en la que participaron casi 1000 personas de 18 a 94 años de Australia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos, reveló que, en las personas con riesgo de desarrollar el trastorno conocido como «trastorno por videojuegos», la probabilidad de gastos excesivos en videojuegos, compras dentro de los juegos y apuestas en línea es entre 6 y 9 veces mayor en comparación con otros participantes.
Según los autores, a diferencia de la mayoría de los estudios centrados en el impacto de los videojuegos en la salud mental y física, este trabajo examinó la relación entre la adicción a los videojuegos y las pérdidas financieras provocadas por la compra de objetos virtuales, funciones adicionales y otros bienes digitales que ayudan a los jugadores a avanzar en la trama.
Los científicos recordaron que la OMS reconoció el trastorno por videojuegos como un nuevo tipo de adicción, en el que la persona pierde el control sobre su conducta de juego, anteponiendo los juegos a otros intereses vitales. La idea generalizada de que se trata exclusivamente de un problema de hombres jóvenes resultó ser incorrecta: aunque el gasto excesivo se observó con más frecuencia en jugadores menores de 40 años, entre el 4% y el 9% de los participantes mayores de 66 años también admitieron gastar sumas excesivas en compras dentro del juego. Esto, según los autores, es especialmente preocupante, ya que las personas mayores pueden consumir sus ahorros de jubilación en objetos virtuales.
Muchos juegos actuales se distribuyen de forma gratuita, pero los desarrolladores introducen mecanismos que incitan al gasto —por ejemplo, elementos de azar como cofres de pago con contenido aleatorio o las llamadas cajas de botín. El estudio también mostró que los jugadores que pasan tres horas o más en una sesión de juego tienden a enfrentar gastos excesivos con mayor frecuencia.
Según la observación de los especialistas, las monedas internas y un sistema enmarañado de microtransacciones suelen distorsionar la percepción del jugador sobre el coste real de las compras. Como resultado, la persona puede no ser consciente de cuánto dinero gasta. Los científicos subrayan que las consecuencias financieras de la adicción a los videojuegos siguen estando subestimadas, ya que las herramientas de diagnóstico utilizadas por los médicos están orientadas a detectar problemas sociales y emocionales, pero no a evaluar el daño económico. El siguiente paso del equipo es estudiar cómo exactamente el gasto excesivo en los juegos conduce a dificultades financieras y qué tipos de transacciones virtuales resultan más peligrosas.