Los primeros pasos de la IA en el espacio.

Google presentó el proyecto de investigación Suncatcher —un intento de trasladar los cálculos de inteligencia artificial fuera de la Tierra.
La idea consiste en crear una red de satélites solares equipados con aceleradores Google TPU y conectados entre sí mediante canales ópticos de comunicación en espacio libre. Tales clústeres orbitales podrían funcionar casi sin interrupciones, aprovechando la energía del Sol de forma directa.
Como señala el blog de la empresa, los paneles solares en órbita pueden ser hasta ocho veces más eficientes que en la Tierra, y la iluminación constante permite prescindir de baterías masivas. La investigación, publicada bajo el título Hacia un diseño futuro de sistema de infraestructura de IA espacial y altamente escalable, analiza los aspectos técnicos, físicos y económicos de esta idea.
Según los ingenieros, pequeños satélites se moverían en órbita heliosincrónica, donde siempre permanecen en el lado soleado. Para transmitir datos entre ellos se requerirá un ancho de banda comparable al de los centros de datos terrestres: decenas de terabits por segundo. Google espera lograrlo mediante multiplexación DWDM y multiplexación espacial.
Los primeros experimentos ya se han realizado: un banco de pruebas en laboratorio demostró una transmisión de datos bidireccional a 1,6 Tbit/s entre dos transmisores. Para garantizar una conexión estable, los satélites deben encontrarse a solo unos cientos de metros entre sí, mucho más cerca que en cualquier constelación existente.
Para modelar las trayectorias orbitales, el equipo utilizó las ecuaciones de Hill–Clohessy–Wiltshire y modelos físicos diferenciables en JAX. Los cálculos mostraron que a una altitud de alrededor de 650 km y con un radio de clúster del orden de un kilómetro, el sistema permanecería estable y no requeriría grandes correcciones.
También se prestó atención a la fiabilidad del equipo. Google probó el chip TPU Trillium v6e en condiciones de radiación: el acelerador resistió una dosis tres veces superior a la esperada para una misión de cinco años, sin fallos graves. Esto demuestra que los procesadores modernos de aprendizaje automático pueden funcionar en el espacio sin protección especial.
Los investigadores consideran que si el coste de los lanzamientos baja hasta 200 dólares por kilogramo —lo que podría ocurrir hacia mediados de la década de 2030—, la operación de un centro de datos orbital sería comparable en precio al consumo energético de un centro de procesamiento de datos convencional en la Tierra.
La siguiente fase del proyecto es una misión práctica en asociación con la empresa Planet. Para 2027 se planea lanzar dos satélites experimentales para comprobar el funcionamiento de las TPU y de los canales ópticos en condiciones reales de órbita. Estos datos servirán de base para desarrollos posteriores y para ajustar la arquitectura del sistema.
A futuro, Google prevé la aparición de satélites de nuevo tipo en los que la captura de energía solar, el cálculo y la disipación del calor estén integrados en una sola estructura —como los teléfonos inteligentes modernos una vez integraron decenas de funciones en un solo chip.
Los autores del proyecto llaman a Suncatcher «la nueva frontera» para escalar la IA y lo presentan como otro ejemplo de cómo los “moonshots” de Google se convierten en realidad.