¿Falta de moderación o parte de un negocio rentable?

La corporación Meta* obtiene ingresos colosales por publicidad de esquemas fraudulentos y productos prohibidos. Según documentos internos a los que tuvo acceso la agencia Reuters, alrededor del 10 % de los ingresos de la compañía en 2024 —aproximadamente 16 000 millones de dólares— provinieron precisamente de esos anuncios. Cada día, a los usuarios en sus plataformas se les muestran alrededor de 15 000 millones de anuncios publicitarios sospechosos.
Informes internos, elaborados por diversas divisiones de Meta entre 2021 y 2025, muestran que la compañía durante años no pudo o no quiso detener el flujo de publicidad vinculada a proyectos de inversión falsos, casinos en línea ilegales, tiendas falsas y productos médicos. A pesar de que los sistemas automáticos de Meta detectaron miles de campañas sospechosas, la empresa eliminó únicamente aquellas en las que la probabilidad de fraude superaba el 95 %. Todas las demás siguieron funcionando, pero con tarifas elevadas —las llamadas «tasas punitivas»—. De ese modo, Meta simultáneamente «castigaba» y monetizaba a posibles estafadores.
Una sección separada de los informes indica que los usuarios que hacen clic en una publicidad sospechosa comienzan a verla con más frecuencia: los algoritmos de personalización de Meta ajustan las impresiones según sus intereses. Al mismo tiempo, la compañía constata que sus plataformas se han convertido en el eslabón central de la economía global del fraude en internet. En la primavera de 2025, el servicio de seguridad de Meta concluyó que un tercio de todas las estafas en línea exitosas en Estados Unidos se realizan a través de sus productos.
Los reguladores de distintos países ya han iniciado investigaciones. En Estados Unidos, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) analiza las campañas publicitarias vinculadas a fraudes financieros. En el Reino Unido, el regulador nacional determinó que más de la mitad de las pérdidas de los ciudadanos por fraudes en pagos en 2023 estuvieron relacionadas con las plataformas de Meta. Los documentos internos de la propia compañía señalan que en otras plataformas, incluyendo Google, es más difícil publicar publicidad fraudulenta.
Según las previsiones financieras de Meta, cada semestre la publicidad vinculada a los mayores riesgos legales —por ejemplo, marcas falsificadas o páginas falsas de personas públicas— genera alrededor de 3 500 millones de dólares. Incluso las posibles multas, valoradas en 1 000 millones de dólares, la compañía las considera insignificantes frente a esos ingresos. En una de las notas, los directivos indican que la empresa actuará solo ante la amenaza de sanciones, no de forma voluntaria.
Los documentos prestan atención especial a los «limitadores de pérdidas» internos. Al equipo responsable de revisar a los anunciantes sospechosos se le prohibió tomar decisiones que pudieran reducir los ingresos de la compañía en más de un 0,15 % de los ingresos totales, es decir, aproximadamente 135 millones de dólares en el primer semestre de 2025. El responsable de la división instaba directamente a «actuar con cautela» y a respetar los «marcos financieros» establecidos.
Ante la creciente presión, Meta anunció como objetivo reducir la proporción de ingresos procedentes de la publicidad fraudulenta del 10,1 % en 2024 al 7,3 % a finales de 2025 y al 5,8 % en 2027. Sin embargo, la compañía reconoce que una reducción brusca de esos ingresos podría afectar negativamente a sus indicadores financieros, especialmente en un periodo en que invierte decenas de miles de millones de dólares en el desarrollo de la inteligencia artificial y en la construcción de centros de datos.
El problema no afecta solo a la publicidad pagada. Meta registra alrededor de 22 000 millones de intentos orgánicos de engañar a usuarios cada día: anuncios gratuitos en Marketplace, perfiles falsos en redes sociales y supuestos grupos de ayuda a enfermos. En algunos casos, la policía entregó a Meta listas de estafas evidentes, pero la compañía reconoció como violación de las normas solo una cuarta parte de ellas, alegando que las restantes «vulneran el espíritu, pero no la letra de la política».
Dentro de la compañía surgió en broma una sección titulada «Los estafadores más fraudulentos»: un informe en el que cada semana se nombraba al anunciante que recibió más quejas. Sin embargo, incluso tras esas menciones, muchas cuentas siguieron operando. Algunas de ellas generaban decenas de millones de dólares al mes.
Meta afirma que está tomando medidas activas y que la cantidad de quejas de usuarios por publicidad fraudulenta ha disminuido un 58 % en el último año y medio. Según el portavoz de la compañía, Andy Stone, Meta ya ha eliminado más de 134 millones de elementos de contenido relacionados con el fraude y sigue invirtiendo en seguridad.
No obstante, los documentos internos muestran una contradicción entre las declaraciones y la práctica: Meta es consciente de la magnitud del problema e incluso calcula los ingresos procedentes de la publicidad «infractora», pero opta por pasos graduales para no socavar su propia rentabilidad.