Arranca con urgencia la transición a desarrollos europeos.

La Corte Penal Internacional en La Haya comenzó la transición a un software alternativo desarrollado en Alemania, buscando reducir la dependencia de tecnologías estadounidenses en medio de la amenaza de sanciones. Esta decisión está relacionada con temores sobre posibles restricciones por parte de la administración de Donald Trump, dirigidas contra empleados del tribunal y la propia organización.
En lugar de los productos de Microsoft, en el tribunal se utilizará un conjunto de programas Open Desk, creado por el Centro para la Soberanía Digital —una empresa pública alemana establecida con el objetivo de fortalecer la independencia tecnológica en el sector público. El paquete de software incluye soluciones de ocho desarrolladores europeos, y su implantación pretende eliminar dependencias críticas de proveedores de software concretos.
Aunque la estructura del tribunal, con cerca de 1800 puestos de trabajo, es relativamente pequeña, la renuncia al software estadounidense tiene una amplia resonancia política. El cambio de plataforma demuestra que el control sobre las herramientas digitales se convierte en un elemento de la política internacional. El uso de tecnologías como herramienta de presión por parte de Estados Unidos ha reforzado el empeño de organizaciones internacionales y de las administraciones públicas en Europa por construir una infraestructura de TI más autónoma.
El motivo de tales medidas fueron las sanciones personales impuestas por el gobierno de Estados Unidos contra varios representantes de la Corte Penal Internacional, incluido el fiscal principal Karim Khan. Se discute la posibilidad de imponer nuevas restricciones que podrían dificultar seriamente el trabajo del tribunal. En este contexto, la elección de Open Desk se considera no solo una medida práctica de protección contra la presión, sino también un posible referente para otras organizaciones que se encuentran en riesgo debido a la dependencia de plataformas estadounidenses